Por: Dr. Julio A. Altagracia Guzmán
El Horizonte, Distrito Nacional RD.- Todos admitimos que discernir, advertir, oponerse, criticar y enfrentar acciones y criterios del gobierno, encaja perfectamente en el papel que corresponde a la oposición, además todos estamos conscientes de que ese papel, nutre, fortalece y consolida la democracia de una nación, ya que este se convierte en la alerta por excelencia y/o muro de contención de los excesos y extralimitaciones de los funcionarios públicos en las acciones que pudieran perjudicar o contravenir las libertades y el interés de los pueblos. Un gobierno sin oposición seria y responsable sé convierte en un peligro público.
Sin embargo, todos debemos advertir que oposición no implica en modo alguno oponerse a todas las acciones del gobierno y mucho menos hacerlo con criterios y argumentos producto de la creatividad, la manipulación, la ignorancia y la irresponsabilidad. Los intereses de la nación y su desarrollo con tranquilidad y convivencia civilizada están por encima de cualquier apetencia o interés personal, de la naturaleza que sea. En eso no podemos equivocarnos.
Las observaciones precedentes vienen al caso en virtud de que nuestra democracia, nuestra
economía y desarrollo social, durante los últimos 60 años, con altas y bajas, han mantenido un
sostenido crecimiento, envidiable en cualquier país de la región, mismo que se consolida cada
día con acciones puntuales de las manos del Presidente Luis Abinader, para lo cual se requiere
ahora de acciones quirúrgicas, molestas pero indispensables, mismas que debieron ejecutarse
de manera gradual en años atrás y no se hicieron, por lo que ahora exigen la comprensión y apoyo civilista de toda la Sociedad Dominicana, al margen, de preferencias partidarias.
Sí a lo expuesto más arriba le adicionamos las extremas dificultades que se avizoran en el horizonte, con impredecibles consecuencias, y sin precedente en el mundo, y en todos los órdenes, el panorama luce tétrico, con ejemplos y peligros latentes con lo que ocurre en nuestro entorno inmediato: Haití, Venezuela, Nicaragua y otros, nos lleva a considerar y observar cómo inoportuna, irresponsable y tremendista, la estrategia política del liderazgo opositor al gobierno, orientada únicamente a desmeritar, dañar o enlodar, sin razón o fundamento cierto, todo lo que provenga del Presidente Luis Abinader o las autoridades estatales, sin importar la trascendencia que pueda tener para el país, y sin importar caer en el contenido de la expresión popular que dice “PALOS PORQUE BOGA, PALOS PORQUE NO BOGA”
Por suerte para todos los dominicanos y residentes en República Dominicana se cuenta en el
país con una sociedad debidamente empoderada de su papel, en circunstancias como esta, lo cual quedó ampliamente demostrado en el rol que jugó en los recién pasados procesos electorales y otras acciones, en las que todos los sectores de la vida nacional han estado
abrazando al unísono las mejores causas y acciones de una administración estatal que no
desperdicia oportunidad para accionar en post de los más sentidos intereses y necesidades del
Pueblo Dominicano.
En línea con lo anterior se debe estar atento en posición vigilante a acciones trascendentales
que para la organización e institucionalidad del país se estarán desarrollando en el transcurso
de las semanas en curso, tales como la aprobación de la reforma a la constitución con normativas improcedentes en el orden político, para evitar, entre otras cosas, que un presidente en ejercicio se confeccione trajes a sus medidas en busca de perpetuarse en el poder o que ningún presidente que haya ejercido la presidencia por 8 años o más pueda volver a postularse a ese mismo cargo o a la vicepresidencia de la república.
También se conocerán los alcances de la Reforma Fiscal, misma cuyos efectos serán, dolorosos
he indeseados, como los de una cirugía sin anestesia en el cuerpo de todos los sectores de la vida nacional, pero totalmente indispensables para la subsistencia y soberanía de la nación, la cual no solo debemos apoyar sino sugerir que sus efectos traumáticos sean distribuidos de manera equitativa y orientado a beneficiar, preponderantemente, a los más vulnerables, pero sin descuidar la debida protección al aparato que genera los elementos que dinamizan y mueven la maquinaria del progreso en la República Dominicana.
Además, en esta semana se ha iniciado la intención del gobierno, de devolver a su país unos
10,000 haitianos ilegales, todas las semanas desde la República Dominicana, acción ésta con
efectos sumamente sensibles por tratarse de seres humanos y sobre todo por las condiciones
de su país, pero además y tomando en cuenta que, hoy por hoy, en nuestro país la mano de obra de los haitianos es casi indispensable en varias ramas del quehacer laboral, sin embargo, la
acción gubernamental que comentamos implica otras cosas, tales como un mensaje contundente a la Comunidad Internacional, indiferente a la solución requerida en Haití e
intencionada en que la República Dominicana asuma y aporte una solución que no está en
nuestras manos.
Tomando en cuenta lo anterior es por lo que estamos en el deber patriótico de apoyar sin reservas las acciones oficiales en ese sentido, con la única exigencia de que se lleven a cabo, no
pensando en llegar a un número, sino cumpliendo con un propósito superior, pero haciéndolo
con el mayor respeto a la dignidad humana, y al interés nacional.