Dr. Julio Ant. Altagracia Guzmán
El Horizonte, Santo Domingo RD.- Después de las elecciones municipales, con resultados desastrosos para la oposición, la dirección de ésta entro en pánico y se decidieron a promover una atrevida y peligrosa estrategia política orientada a desacreditar nacional e internacionalmente a las instituciones electorales y al gobierno, sin medir consecuencias, con el único propósito de crear un ambiente previo a las elecciones del mes de mayo, que le ayude a justificar un supuesto fraude
electoral, ante su inminente derrota.
Observar tal comportamiento hiere los sentimientos cívicos con penas y vergüenzas, al ver dos
expresidentes y un ex-canciller de la república, acudiendo a organismos internacionales con denuncias politiqueras, sustentadas sobre supuestas acciones pecaminosas de las que en sus
oportunidades fueron aventajados profesores, o empuñando la anticuada desfasa y anacrónica
estrategia de los años 70s, sustentada en los precios de la canasta familiar, comparado con la de hace 15 o 20 años y catalogarlo como una desgracia nacional, mientras los organismos internacionales, reconocen y alaban el éxito de la política con que se ha controlado la inflación en nuestro país.
De igual modo llama la atención las injustas críticas que hace el Dr. Leonel Fernández, sustentadas sobre un supuesto bajo crecimiento de nuestra economía, mientras el Banco Central de nuestro país, el Banco Mundial y otros organismos ponderan, alaban y exhiben como ejemplo de buen desempeño, al destacar que de las 7 economías más grandes de América Latina, por el tamaño de su PIB, la economía de la República Dominicana, será la mayor crecimiento en el año 2024, con un 5.4% y pronostican que para el año 2025, este crecimiento será de 5.0% en adelante, sin embargo, el expresidente, se alarma y cataloga el crecimiento de nuestra economía, como una desgracia nacional.
Resulta inexplicable y confunde el estilo de campana electoral, asumida y desarrollada por el
Dr. Leonel Fernández y su equipo, en la que nada importa los niveles de falacias de las que hacen uso, mismas que solo dañan, desvirtúan y confunden, sin ningún miramiento ni precaución, dando la impresión de que el caos y la desestabilidad del país, forman parte de sus objetivos, forzado, aparentemente, por el ego, la megalomanía y el endiosamiento que lo han llevado a tales grados de obnubilación y vanidad, que pretende ser el único Dominicano, en estos momentos, con capacidad excepcional para ser presidente de la República, actuaciones éstas que sin proponérselo, tal vez, aumentan considerablemente sus altos niveles de rechazo electoral.
Se observa que mucha gente, en nuestro país, lucen sorprendidas y no alcanzan a comprender
el accionar político de un hombre que ha gravitado en la primera línea de la política dominicana, en los últimos 35 años y 3 veces presidente de la República, electo por el pueblo, en la que según se observa no tiene reparos en sus propósitos de destruir la credibilidad bien ganada, de las instituciones electorales y el gobierno del país, con acusaciones nada creíbles y carentes de fundamentos, en virtud de que aquí en RD, el 95% de los dominicanos son conscientes y aceptan que las pasadas elecciones municipales han sido las más limpias y honestas que se registran.
Sin embargo, la Junta Central Electoral, en su actitud transparente y democrática, ha dado respuestas favorables a todas las solicitudes e inquietudes planteadas por la oposición, de cara a las elecciones del 19 de mayo, excepto naturalmente, a la de evitar, según sus pretensiones, que parte importantes de sus candidatos y/o dirigentes a todos los niveles, se jondeen por trullas del barco a la deriva, ante la ausencia de metas y propósitos ciertos y desencantados con un liderazgo que perdió las brújulas y desconectó de la realidad que vive la República Dominicana.