El lawfare es una realidad. Es la judicialización de la política. Usar el sistema de justicia para destruir contrarios políticos.
Por lo regular no solo requiere de medios de comunicaciones, jueces y fiscales, sino que también se apoya en adláteres foráneos, jefes o socios.
Es por ello, que el Lawfare es la peor manera de controlar el poder y afectar la voluntad popular obnubilándola, oscureciéndosela, confundiéndola, incidiéndola. A la vez representa injerencia, conjura y transgresión a la soberanía, al debido proceso y a la democracia.
Si gana el lawfare todos perdemos. Nadie jamás gana.