Reflexiones de Actualidad Política.
Por: Julio A Altagracia G.
Presidente del PVUD
Si observamos, sin hacer gran esfuerzo, advertimos con facilidad que la oposición política en nuestro país, encarnada por el PLD y la FP, como partidos principales de la misma, luce en sus actuaciones, desorientada, desubicada y errática, cuyo rumbo es impredecible y en el que usted no advierte si sus propósitos son lo de lograr posicionarse en el segundo lugar de la preferencia política, para liderear lo oposición o si en realidad buscan alcanzar el poder del Estado.
El enfrentamiento publico entre esas dos organizaciones, en sus afanes por destruir una a la otra, es más acida y agresiva entre sí, que la de ambas contra el PRM y el Gobierno. Las demás organizaciones políticas que por su naturaleza pudieran ser ubicadas en el ala opositora, no se sienten para nada, y su presencia es muy limitada.
Las confrontaciones entre los dos partidos principales de la oposición y los fines que persiguen, son tan ofensivas, que indican claramente que por ahora es materialmente imposible un arreglo electoral de cara a las próximas elecciones, porque no dejan espacios para otras cosas que no sea las descalificaciones, las ofensas y el odio entre una y otra, en sus propósitos fundamentales de dar la impresión de que ocupan el segundo lugar en el escenario político.
En el mismo orden, se advierte que la oposición que le hacen al gobierno esta divorciada totalmente de los que serían sus deberes partidarios, tan útiles y oportunos cuando se administran con responsabilidad y objetividad.
En cambio, se observa por un lado una campaña inoportuna y sin contenido, sostenida en base a críticas a todas las acciones del gobierno, sin importar su naturaleza, en la que con frecuencia se persiguen titulares llamativos o crear tendencias que se destaquen en los medios y en las redes de comunicación, cayendo muchas veces en el hazmerreir o la ridiculez ante la sociedad.
Ese comportamiento está siendo objeto de observaciones puntuales por una sociedad que se muestra cada vez más crítica y empoderada de la necesidad de proteger los intereses del país, y por tanto no ve con agrado que las apetencias personales y partidarias orienten sus apuestas al fracaso del gobierno, al fracaso del país y a la debacle nacional.
En cierto modo es comprensible la actitud de esas organizaciones políticas, en su imposibilidad de instrumentar un proyecto de nación para presentar al electorado propuestas o promesas de un nuevo gobierno, dirigidos por ellos, ya que vienen de 20 años de gobierno con oportunidad para haberlo hecho todo, y en cambio al salir hace 2 años lo que dejaron fue un país en crisis y escándalos de inconductas que se airean en estos momentos por todos los medios como la más vergonzosa historia de corrupción e impunidad que se haya registrado en el país.
También es compresible la desarticulación y desesperación con que actúa esta y que no se observe un rumbo claro en sus propósitos, porque aparentemente no tienen conciencia de que están siendo observada minuciosamente por el pueblo, y que en esa situación tendrán que enfrentarse a una candidatura limpia como la del Presidente Luis Abinader, con una hoja de actuaciones públicas con las más altas calificaciones, que le otorga la comunidad nacional.