Kabul, (EFE).- El primer ministro del Gobierno interino de los talibanes, el mulá Hassan Akhund, llamó este lunes a la comunidad internacional a «reforzar sus relaciones» con Afganistán, en el primer aniversario de la toma del poder de los fundamentalistas.
«El mundo debería reforzar sus relaciones con el Emirato Islámico (como se autodenomina el Gobierno interino talibán), no somos una amenaza a ningún país, y otros países también deberían fomentar relaciones políticas y comerciales positivas con Afganistán», indicó Akhund en un comunicado.
Los talibanes marcaron este lunes un año en el poder desde que se hicieron con el control de Kabul en 2021, 365 días marcados por la falta de reconocimiento de una comunidad internacional alarmada por las crecientes restricciones impuestas por los fundamentalistas, especialmente a las afganas.
Akhund celebró la conquista del poder de los talibanes, al señalar que «toda la nación debería apreciar y dar las gracias por esta gran victoria que liberó a nuestro país de la ocupación, la guerra y el desastre».
El primer ministro llamó además a los afganos a «cooperar» para mantener la estabilidad del «sistema islámico».
Akhund concluyó que las fuerzas de seguridad deben «esforzarse» por mantener la estabilidad del país, mientras persiste la amenaza del Estado Islámico (EI) y con la imagen de cambio que querían transmitir los talibanes dañada por la reciente muerte en una operación estadounidense en Kabul del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri.
Los fundamentalistas cumplen un año al frente de Afganistán entre acusaciones de crímenes contra los derechos humanos como la tortura, los asesinatos de represalia y los desalojos forzosos de quienes se oponen a ellos.
Además, el Gobierno interino ha impuesto una ola de restricciones a las afganas, desde la imposición del burka u otras vestimentas similares que cubran por completo el rostro o las trabas al acceso al trabajo para las mujeres.
Una de las decisiones más criticadas por la comunidad internacional fue el cierre de las escuelas para las jóvenes de entre 12 y 18 años, a pesar de las promesas de reapertura de los talibanes.