Kabul, (EFE) – Al menos 1.030 personas murieron y más de 1.500 resultaron heridas por el terremoto de 5,9 grados que sacudió anoche el este de Afganistán, un número de víctimas que se espera que vaya en aumento a medida que avanza la operación de rescate.
El seísmo se registró anoche a unos 46 kilómetros de Khost, capital de la provincia homónima, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que informó también de una réplica de 4,5 grados. El mayor número de víctimas se produjo en la vecina Paktika.
El Departamento de Información y Cultura de Paktika aseguró a la agencia de noticias estatal afgana Bakhtar que solo en los distritos de Gayan y Barmal de esa provincia, más de 1.000 personas murieron y más de 1.500 resultaron heridas, sin aportar más detalles.
Además previamente un portavoz del Ministerio de Gestión y Respuesta de Desastres afgano, Mohammad Nasim Haqqani, había revelado a Efe que en Khost habían muerto 25 personas, mientras que en la provincia oriental de Nangarhar fallecieron otras cinco.
Numerosas organizaciones humanitarias ya trabajan sobre el terreno en coordinación con las autoridades talibanes para rescatar a los supervivientes de la catástrofe, según informó en un comunicado la Oficina de la ONU para la para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Cinco helicópteros del Ministerio de Defensa afgano, más de 50 ambulancias y múltiples equipos de trabajadores sanitarios han sido desplegados en las provincias de Paktika y Khost, principales afectadas por el seísmo, para acelerar las labores de rescate y el traslado de heridos a los hospitales más cercanos.
CONDICIONES ADVERSAS
Sin embargo, las fuertes lluvias y el viento que azotan la zona no permitieron que varios de los helicópteros aterrizaran esta tarde, continuó la OCHA, por lo que el traslado de los heridos a los centros hospitalarios se están llevando a cabo por carreteras convencionales que han sido cortadas al tráfico civil.
«Por el momento, al menos 130 heridos han sido trasladados» e ingresados en hospitales, apuntó la OCHA, que señaló que hasta 1.800 viviendas han sido destruidas y dañadas en Gayan, lo que representa el 70 por ciento del total de viviendas del distrito.
Más allá del envío de asistencia y suministros médicos, la organización solicitó el apoyo del programa WASH, encargado de sanear e higienizar el agua para permitir el consumo humano, y evitar así las posibles enfermedades que pueda desencadenar su contaminación por este tipo de catástrofes naturales.
Por su parte, el representante de UNICEF en Afganistán, Mohamed Ayoya, alertó de la situación de vulnerabilidad en la que el terremoto deja a miles de niños, al tiempo que manifestó que las autoridades afganas habían requerido su ayuda.
Afganistán suele sufrir terremotos que dejan decenas de víctimas, especialmente en la zona conocida como Hindu Kush, de gran actividad sísmica y habitual punto de origen de movimientos telúricos en la región.
Algunas de las mayores catástrofes en Afganistán provocadas por terremotos ocurrieron en 1998 en el norte del país, cuando en febrero dos terremotos de 5,9 y 6 grados causaron la muerte de unas 4.000 personas. Pocos meses después, a finales de mayo, un seísmo de 7 grados agitó también el norte afgano, dejando unos 5.000 muertos.