Desde el pasado 14 de noviembre, David Ortiz disfruta de momentos memorables tras su retiro del béisbol profesional. Su exaltación al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, en ese entonces, marcó ese inicio.
Tres meses y medio después, las buenas nuevas en Ortiz no cesan. La pasada semana recibió la llamada de su escogencia para su exaltación al Salón de la Fama de Cooperstown el próximo 24 de julio, mientras que ayer fue elevado a la inmortalidad de la Serie del Caribe. “Es un buen momento el que estamos viviendo”, dijo Ortiz ayer. “Fui una persona que viví muchas altas y bajas en mi carrera. Siempre he tenido fe en Dios.
Le pedí que me alumbrara el camino y así lo ha hecho. Vengo de una familia humilde y de tener unos padres como los que Dios me dio”, agregó.
Ortiz participó en el clásico caribeño con las Águilas Cibaeñas y Tigres del Licey entre 1999 y 2004. En 32 partidos, el “Big Papi” agotó 121 turnos al bate, dio 42 hits, 12 dobles, cinco jonrones, 29 remolcadas y un promedio de bateo de .355.
“Nunca pude hacerlo con mi equipo, los Leones del Escogido, un dolín (dolor) que llevo ahí, pero si con un conjunto, que aunque no jugué para él, siempre lo he llevado en el alma como han sido las Águilas por ser un fiel representante del país a nivel mundial, porque a donde vayas a cualquier parte del mundo te vas a encontrar con un cibaeño. Lo mismo sucede con el Licey, otro equipo de mucha tradición”, expuso David, quien recibió la placa que lo acredita como miembro del Salón de la Fama de la Serie del Caribe de otros dos inmortales de Cooperstown y del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano Juan Marichal y Vladimir Guerrero, así como por Juan Francisco Puello Herrera, comisionado de Béisbol del Caribe.
En el acto también fueron exaltados Tony Batista, quien también participó en varias Series del Caribe con las Águilas. “Es algo hermoso lo que viví en todas esas series con mis Águilas. Pero más bonito es ser exaltado y estar al lado de un nutrido grupo de grandes dominicanos en el Salón de la Fama de la Serie del Caribe. Es un grato honor el que se me haya escogido para estar ahí con todos ellos”, señaló Batista.
El nativo de Mao, Valverde, fue campeón en los clásicos caribeños de 1997, 1998, 2001, 2003 y 2007 con las Águilas. Asimismo, fue seleccionado “Jugador Más Valioso de la serie de 1997, la primera corona obtenida por el representativo de Santiago de los Caballeros. También fue líder en dobles en el certamen de 2003.
De igual modo también fue inmortalizado el ex receptor Güigüí Lucas, uno de los primeros jugadores dominicanos en participar en una Serie del Caribe. Accionó en cinco certámenes con los equipos puertorriqueños Criollos de Caguas (1950 y 1954), Cangrejeros de Santurce (1951), Senadores de San Juan (1952), y Navegantes de Magallanes, de Venezuela, en 1955, aun cuando República Dominicana no participaba como país. En representación de su familia, recibió la placa su sobrino, Hazlitt Domínguez.
Con la exaltación de David, Batista y Lucas, la República Dominicana elevó a 16 la nómina de inmortalizados al Salón de la Fama de la Serie del Caribe. Integran la lista Ricardo Carty, Manuel Mota, George Bell, Pedro Borbón, Winston Llenas, Joaquín Andújar, Neifi Pérez, Felipe Alou, Tony Peña, Luis Polonia, Gerónimo Berroa, y Domingo Ernesto -Monchín- Pichardo como propulsor. Las ceremonias anteriores celebradas en el país fueron en 1996, 2004, 2008, 2012 y 2016, respectivamente.
Propulsor
El fenecido empresario y deportista Juan Sánchez Peralta (Juanchy) también fue exaltado al nicho de la inmortalidad como propulsor de la Serie del Caribe con las transmisiones para la televisión. Su esposa Iris Muñoz tuvo a su cargo recibir la placa de reconocimiento que le fue entregada por Vitelio Mejía, presidente de la Liga Dominicana de Béisbol (Lidom). El acto tuvo como maestro de ceremonias a José Antonio Mena.