A pesar del gran flujo de personas que reporteros de Listín Diario observaron entrando a los autobuses, los conductores aseguraron qué “está muy floja la cosa” y que la gente no se está moviendo en masas como antes solía pasar.
Por su parte Victoria, quien tiene una pequeña cafetería en uno de los puntos de salida en la terminal de autobús del Cibao, manifestó que “las ventas no están buenas. Hace 5 años atrás yo estaba guisada con los clientes”.
Pasajeros, conductores y vendedores, resaltaban un factor en común: “la poca fluidez del dinero en las calles”.
Rosa López, que iba a subirse al autobús de Nagua para ir a compartir con su madre, a la que por las fechas navideñas visita en su hogar de la infancia para cenar con ella, expresó que había tomado el dinero del viaje prestado.
“Yo busqué ese dinero prestado para bajar a Nagua, estoy sin empleo desde mediados de la pandemia”, dijo.
En el parador del sur, el ambiente era caótico.
Vendedores de origen haitiano querían a la fuerza ofrecer sus productos dentro de las guaguas, haciéndole rabietas a los encargados de seguridad que les intentaban explicar que esta acción es prohibida.