El bioquímico y experto en genoma humano Carlos López-Otín asegura que hoy en día es “más fácil sobrevivir al cáncer que sucumbir a él” pero cree que todavía es insuficiente el conocimiento y el abordaje de esta enfermedad genética que siempre nos acompañará porque “forma parte de nuestra esencia molecular y evolutiva”
López-Otín, en una entrevista con EFEsalud, hace un viaje al corazón del cáncer, al “gran mal” protagonista de su última obra “Egoístas, inmortales y viajeras” (Editorial Paidós) con la que cierra una trilogía sobre la vulnerabilidad humana junto a “La vida en cuatro letras”, donde habló de la fórmula de la felicidad, y “El sueño del tiempo”, que versó sobre la ecuación de la longevidad.
El cáncer es una enfermedad genética causada por una acumulación de daños en el ADN por ser organismos pluricelulares complejos. Una enfermedad que ha existido desde siempre pero que ahora está más presente por la longevidad, las técnicas de diagnóstico y la exposición a agentes tóxicos.
“Hay pocas tormentas tan perfectas como las causadas por el cáncer”, afirma.
“Una célula normal se convierte en una entidad egoísta cuyo objetivo es crecer sin freno; inmortal porque desoye las señales de muerte recibidas por las células dañadas y viajera porque abandona el tejido de origen y coloniza otros órganos, la metástasis”, explica en el libro.
En su laboratorio de la Universidad de Oviedo, el equipo de este científico (Sabiñánigo, Huesca, 1958) ha descubierto más de sesenta genes humanos, descifrado el genoma de cientos de pacientes oncológicos; hallado genes relacionados con el cáncer hereditario pero también con el envejecimiento o la muerte súbita, además de profundizar en el mecanismo de formación de la metástasis.
El futuro del cáncer, según López-Otín
Aunque hoy más del 50 % de los cánceres se curan, todavía queda mucho que conocer sobre los mecanismos de esta enfermedad, sobre tumores raros, tumores invisibles, tumores resistentes a fármacos…”El cáncer tiene muchas caras y hará falta muchos ojos para mirarlo”, apunta.
El futuro del cáncer pasa por ahondar en el conocimiento de esta “imperfección y vulnerabilidad humana” y por eso es necesario avanzar en las tecnologías, como la secuenciación genómica, para que sea generalizada, accesible y equitativa en el sistema de salud.
“Aunque hemos progresado en el cáncer hereditario, en la herencia del mal, me parece intolerable que todavía no se haya reducido muchos casos familiares por ignorancia, miedo o deficiencias tecnológicas”, subraya el experto quien apuesta por el acceso generalizado al consejo genético y las plataformas genómicas.
También es necesario avanzar en la detección precoz con punteras técnicas de imagen o con la incipiente biopsia líquida, además de en nuevos fármacos, como de los inmunoterapia que, “aunque es un avance extraordinario no es el elixir del cáncer”, hay que recordar que no llega a todos los tumores ni a todos los pacientes.
Para López-Otín, la metástasis del cáncer “es la última frontera” con muchas preguntas abiertas todavía, como identificar qué es lo que convierte una célula en viajera o si hay susceptibilidad en el genoma que nos predisponga. “Lo vamos descifrando poco a poco, pero se avanza”.
Pero nada de eso es tan efectivo como la prevención. Una dieta equilibrada, ejercicio y evitar agentes tóxicos como el tabaco, el abuso del alcohol o del sol, o exponernos a agentes contaminantes ambientales reduce los riesgos de contraer esta enfermedad.
Los datos y cambiar los modelos animales
Y otra de las claves del presente pero sobre todo del futuro está en los datos moleculares, clínicos y ambientales de los pacientes que ayuden a afrontar los grandes retos todavía pendientes.
El experto advierte, no obstante, de un posible “mal uso” de esos datos que derive en una “discriminación genotípica” a causa de la falta de confidencialidad e intimidad que puede, por ejemplo, crear un estigma social que afecte a ámbitos de la vida como el laboral.
También propone dar pasos para sustituir los modelos animales o celulares en la investigación por organoides o cultivos tridimensionales obtenidos a partir de las células progenitoras del cáncer para ensayar los fármacos de forma personalizada.
El final de un “eclipse del alma”
Precisamente la pérdida hace unos años de las muestras animales de su laboratorio supuso un freno a los trabajos de investigación y provocó en el científico “un eclipse del alma” del que asegura haber salido tras poner fin a su trilogía. Este último libro ha contado con la supervisión de la reina Letizia, entre otros, a la que considera alumna de sus charlas científicas.
“He aprendido mucho, a reflexionar en silencio y en soledad sobre nuestra fragilidad física y emocional”, asegura el científico.
Tras más de cuarenta años de profesión, López-Otín continúa con su labor investigadora y docente en la Universidad de Oviedo fiel a su filosofía: “Conocer para curar y para no crear expectativas falsas e interesadas”.
Fuente: https://www.efesalud.com/