El Tesoro de Estados Unidos se comprometió en un comunicado a “seguir exigiendo que Irán rinda cuentas por sus acciones irresponsables y violentas”, mientras que Washington acusa a Teherán de utilizar sus aviones no tripulados para alimentar numerosos conflictos en Medio Oriente.
Dos empresas que apoyan el programa de drones de la Guardia Revolucionaria, el ejército ideológico de la República Islámica, están en el punto de mira de las sanciones.
El general Saeed Aghajani, que supervisa el manejo de los drones de los Guardianes y que ya figuraba en otra lista negra de Estados Unidos, también se vio afectado por las nuevas sanciones, al igual que el general Abdollah Mehrabi, otro alto funcionario del ejército de élite iraní.
Los activos que puedan tener en Estados Unidos serán congelados y se les prohíbe el acceso al sistema financiero estadounidense.
La Fuerza Qods, responsable de las operaciones internacionales de la Guardia Revolucionaria, “ha utilizado drones letales y ha promovido su proliferación entre los grupos respaldados por Irán”, como el Hezbolá libanés, el Hamás palestino y los rebeldes hutíes en Yemen, “así como en Etiopía, donde la crisis se está agravando y amenaza con desestabilizar toda la región”, señala el Tesoro en su comunicado.
“Se han utilizado drones letales en ataques contra barcos internacionales y fuerzas estadounidenses”, añadió, en referencia a hechos que han provocado grandes tensiones en los últimos años.
Las sanciones se producen luego que Irán anunció que está dispuesto a reanudar las conversaciones indirectas con Estados Unidos en noviembre para salvar el acuerdo que debía impedirle adquirir armas nucleares, suspendidas desde junio.
Estas conversaciones se centran en las sanciones que Washington está dispuesto a levantar a cambio de que Teherán vuelva a cumplir las restricciones sobre su programa nuclear.