El presidente de Turquía ha abierto un nuevo e inesperado frente político contra Occidente. Pocos días después de que los embajadores de 10 países, entre ellos Estados Unidos y Francia , escribieran una carta demandando la liberación del filántropo Osman Kavala, Recep Tayyip Erdogan ha respondido de la forma más virulenta posible: “He ordenado a nuestro ministro de exteriores declarar estos 10 embajadores ‘persona non grata’ lo antes posible”, ha anunciado este domingo.
La convención de Viena sobre relaciones diplomáticas establece que, de ser un representante diplomático declarado ‘persona non grata’, “el Estado emisor, según proceda, destituirá a la persona interesada o la cesará en sus funciones en la misión“. No está previsto que el proceso lleve a una degradación de las relaciones diplomáticas entre Turquía y dichos países, pero abre la puerta a tal evento y, en cualquier caso, supone el adiós a Turquía del diplomático firmante.
“¿Qué tipo de mala educación es esta? ¿Qué os creéis que es esto? Esto es Turquía, ¡Turquía! No un estado tribal, no, sino la gloriosa Turquía”, ha declamado el máximo dirigente turco frente a una multitud enfervorecida. La orden llega en la misma semana en que, en otra decisión no bienvenida por los mercados, el Banco Central Turco ha rebajado los tipos de interés 200 puntos básicos, provocando la inmediata devaluación de la lira turca. Para este lunes se espera la respuesta monetaria a la declaración.
Los representantes en Ankara afectados por la orden del presidente pertenecen a Estados Unidos, Alemania, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega y Suecia. Todos ellos escribieron la semana pasada una carta conjunta instando a las autoridades turcas a acelerar la resolución del caso Kavala, un empresario y filántropo, simpatizante de las causas opositoras al Gobierno islamista turco, que lleva en prisión desde noviembre de 2017 por una batería de cargos.
En su misiva, los embajadores de los países señalados dejaban constancia de que los retrasos en el caso Kavala “ponen en tela de juicio el respeto por la democracia, el imperio de la ley y la transparencia”. Acto seguido, el Ministerio de Exteriores turco convocó a los representantes firmantes: “Turquía es un país democrático gobernado por el imperio de la ley que respeta los derechos humanos […] la Judicatura turca no será influenciada por estos comunicados irresponsables”, esgrimió su titular.
Por el momento ninguno de los países cuyos embajadores van a ser declarados ‘persona non grata’ se ha pronunciado sobre la orden del Presidente turco. Carl Bildt, ex primer ministro sueco y copresidente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, ha tildado la decisión de “impulsiva, desconsiderada e imprudente desde casi cualquier punto de vista”.
Aunque el año pasado Kavala fue absuelto de las acusaciones relacionadas con su presunta participación en las protestas antigubernamentales de 2013, inmediatamente después la Fiscalía halló nuevos cargos en relación al golpe de Estado fallido de 2016, que justificaron su permanencia entre rejas. Sin embargo, estos cargos fueron nuevamente tumbados, por lo que, una vez más, otra nueva batería de cargos, en este caso de “espionaje militar o político”, sirvieron para dejar al filántropo entre rejas.
CADENA PERPETUA
Por todas estas acusaciones, Kavala podría ser condenado a cadena perpetua. Erdogan, por su parte, ha recurrido a sus propias teorías, tildando este domingo a Kavala de “representante en Turquía” del magnate y también filántropo George Soros. No es una acusación nueva, pues los medios turcos han recurrido a este tipo de sambenitos habitualmente en sus portadas para señalar al prisionero como financiador de un movimiento interno contra Erdogan.
El encarcelamiento de Kavala ya amagaba con provocar un choque entre Turquía y el Consejo de Europa. En diciembre de 2019, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos había decretado la puesta en libertad del filántropo, en prisión provisional, alegando que su confinamiento “perseguía un propósito ulterior, principalmente silenciarlo como defensor de los derechos humanos“. Sin embargo, Turquía, pese a estar sujeta a las deliberaciones del TEDH, hizo caso omiso de su decisión.
Tal negativa a cumplir con la sentencia, junto con otra que decretaba la liberación del político del partido prokurdo HDP Selahattin Demirtas, llevaron al Consejo de Europa a abrir la puerta a tomar medidas coercitivas contra Turquía. El pasado 17 de septiembre, este alertó de que podría abrir diligencias contra el país si Kavala no es liberado para finales de noviembre. Según ha podido saber EL MUNDO, una de las medidas podría ser la suspensión del derecho a voto turco en este organismo.
Este 26 de noviembre está prevista una nueva vista del juicio contra Osman Kavala, pero es posible que el filántropo no se presente en la sala. En un comunicado publicado este viernes, Kavala dijo que no tendría “sentido” atender: “Dado que no hay posibilidad de un juicio justo en estas circunstancias, creo que participar en las audiencias y defenderse será un sinsentido de ahora en adelante”. El Consejo de Europa estará pendiente del resultado, con el riesgo de que esta nueva estaca agrave la crisis con la UE.
Fuente: elmundo.es