En medio de una grave crisis institucional y un considerable aumento de tensiones, Brasil celebra este martes el Día de la Independencia con varias protestas a favor y en contra de la administración del presidente Jair Bolsonaro.
Las manifestaciones convocadas por el mandatario tienen un tinte autoritario, con amenazas contra el Congreso y los magistrados del Supremo Tribunal Federal, con quienes Bolsonaro ha tenido algunos enfrentamientos, que han encendido las alarmas dentro y fuera del país.
Con su popularidad en caída libre, el ultraderechista pretende convertir estos actos en una demostración de fuerza, y ya ha confirmado que pronunciará discursos en Brasilia y en Sao Paulo, donde se espera que se produzcan las mayores movilizaciones, con decenas de miles de personas.
La oposición también ha convocado marchas contra el mandatario en varias ciudades, lo cual eleva más el nivel de alerta ante eventuales enfrentamientos.
En Brasilia, los monumentos y edificios públicos permanecerán cerrados y se reforzará la seguridad policial.
La Policía ha desplegado numerosos efectivos para evitar el paso de los seguidores de Bolsonaro a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia, donde se encuentran la sede del Ejecutivo (el Palacio de Planalto), el Congreso y el Supremo Tribunal Federal; este último es uno de los objetivos del ala más dura del bolsonarismo, que ya ha llamado a invadir ese edificio, así como el Parlamento.
Desde hace semanas, Bolsonaro ha ido caldeando a sus seguidores para estas protestas. “La vida es desafío. Sin desafíos la vida no tiene gracia. Las oportunidades aparecen. Nunca para el pueblo brasileño fue tan importante o será tan importante este próximo 7 de septiembre”, mencionó.
El pasado viernes, Bolsonaro dijo que la manifestación oficialista sería un “ultimátum” para dos personas que están “usando la fuerza del poder” en su contra. Aunque no dio nombres, en otras ocasiones ya mostró su malestar con los magistrados del Supremo Tribunal Federal Luis Roberto Barroso y Alexandre de Moraes, a quienes acusa de intentar dar “otro rumbo al país”.
En una carta publicada este lunes, 156 políticos y expresidentes de 26 países, entre otras figuras destacadas, alertaron de que “una posible insurrección pondrá en peligro la democracia en Brasil”.
RT