París.- Más de cuarenta millones de franceses han recibido al menos una dosis de la vacuna contra la covid-19, anunció este lunes el presidente, Emmanuel Macron, cuyo proyecto de ley a favor de la instauración de un certificado sanitario obligatorio para entrar en lugares públicos ha sido aprobada por el Parlamento.
Entre esos 40 millones de primovacunados destacan los cuatro millones suplementarios que se han sumado en los últimos quince días, tras el anuncio de Macron sobre la introducción del certificado, opción respaldada por el 76 % de la población, según los sondeos, pero que encuentra una fuerte oposición en ciertos sectores.
“Todos juntos venceremos al virus. ¡Seguimos!”, escribió el presidente francés en Twitter, donde detalló que casi el 60 % de la población tiene al menos una vacuna.
La medida del certificado sanitario, que compromete a todos los ciudadanos a presentar un documento de doble vacunación, un test negativo reciente o una prueba de haber tenido el virus en los seis meses previos, ha recibido ya el voto de los parlamentarios, tras su paso por el Senado este fin de semana y la introducción de algunas modificaciones.
Tras comenzar a ser aplicado en museos, cines y otros establecimientos culturales y deportivos desde el 21 de julio, la aplicación del proyecto de ley -que debe aún ser revisada por el Consejo Constitucional antes de su promulgación- extenderá su uso a bares, restaurantes, cafés, ferias profesionales y transportes de larga distancia.
ENTRADA A BARES Y RESTAURANTES
El Senado, que tiene mayoría conservadora, introdujo modificaciones en el texto aprobado por la Asamblea Nacional, que afectaban especialmente a la exención del certificado sanitario para menores así como en las terrazas de la hostelería.
Pero tras la discusión de la comisión mixta paritaria, formada por siete senadores y siete diputados, ambas partes hicieron concesiones y las terrazas fueron reintroducidas, mientras que para los adolescentes el certificado funcionará, pero sólo a partir del 30 de septiembre.
El texto aprobado finalmente condiciona el uso del certificado sanitario al estado de emergencia, prolongado hasta el 15 de noviembre.
Además, los centros comerciales no estarán en la lista de lugares limitados y los menores solo requerirán la autorización de uno de los padres para poder vacunarse, y ninguna si tienen 16 o 17 años.
Este proyecto de ley regula también la obligatoriedad de los sanitarios de vacunarse (con una dosis el 15 de septiembre y las dos como tarde el 15 de octubre), con el riesgo de ser suspendidos de empleo y sueldo de no hacerlo. Una suspensión que también podrá aplicarse a partir del 30 de agosto a los trabajadores de establecimientos donde haya que presentar el certificado. Los lugares que no controlen el certificado podrían recibir incluso una orden de cierre administrativo de quince días.
DESOBEDIENCIA CIVIL
Mientras el Gobierno se ha felicitado por la aprobación de la ley, en la oposición, el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, ha llegado a aconsejar a sus seguidores en Twitter que desobedezcan en casos como las visitas al hospital, también condicionadas a la presentación del documento.
También el líder del partido ultraderechista Los Patriotas, Florian Philippot, antiguo número dos de Marine Le Pen en el Frente Nacional y uno de los promotores de la manifestación que el pasado sábado reunió unas 11.000 personas en París contra el certificado (161.000 en toda Francia), criticó la norma.
“Hemos constatado que son los que se proclaman humanistas, los mayores defensores de la libertad los que han votado la ley más antihumanista y liberticida que hay”, escribió Philippot en Twitter.
Otros dirigentes, como la presidenta de la región parisina, la conservadora Valérie Pécresse, ha señalado en la prensa que es mejor un certificado sanitario que un nuevo confinamiento.
Al mismo tiempo que el sábado 161.000 personas protestaban contra la ley en las calles de Francia, más de 684.000 personas acudieron a vacunarse, bien de la primera o segunda dosis.
El objetivo del Gobierno es llegar a 50 millones de primeras inyecciones a finales de agosto, para contrarrestar la expansión de la variante delta, que está dejando unos 20.000 nuevos contagios al día desde hace una semana, aunque con 6.843 pacientes ingresados, los datos en hospitales se mantienen estables.