A medida que crece la evidencia de que las nuevas variantes del coronavirus SARS-CoV-2 pueden evadir la inmunidad producida por vacunas o infecciones previas, los científicos están explorando la idea de rediseñar las vacunas que se están implementando en todo el mundo.
Los investigadores todavía están debatiendo si las nuevas variantes podrían socavar la efectividad de estas vacunas COVID-19 de primera generación. Pero algunos desarrolladores están avanzando con planes para actualizar sus vacunas para poder apuntar mejor a las variantes emergentes, como las identificadas en Sudáfrica y Brasil. Estas cepas llevan mutaciones que parecen atenuar los efectos de los anticuerpos cruciales para defenderse de las infecciones.
Los investigadores también están considerando la posibilidad de que las vacunas contra el coronavirus deban actualizarse periódicamente, al igual que para la influenza.
“La mejor y más inmediata forma de combatir la amenaza de variantes emergentes es probablemente vacunar rápidamente a tantas personas como sea posible con vacunas actuales – explica Mani Foroohar, analista de biotecnología del banco de inversión SVB Leerink en Boston, Massachusetts-. Necesitamos ponernos las vacunas en primera línea y sofocar este virus antes de que vuelva a estallar en nuestra cara “.
¿Necesitaremos vacunas COVID-19 actualizadas?
“Creo que está empezando a verse así -responde Kanta Subbarao, virólogo del Instituto Peter Doherty para Infecciones e Inmunidad en Melbourne, Australia.
Los laboratorios de todo el mundo están compitiendo para comprender la amenaza que representan las variantes emergentes del coronavirus para las vacunas. Pero las primeras ideas de estos estudios son mixtas e incompletas. La variante de Sudáfrica, llamada 501Y.V2 (también conocida como variante B.1.351), se encuentra entre las más preocupantes. Los ensayos de laboratorio han encontrado que lleva mutaciones que minan la potencia de los “anticuerpos neutralizantes” inactivadores de virus que fueron fabricados por personas que recibieron las vacunas Pfizer o Moderna RNA.
“No está claro si estos cambios son suficientes para reducir la efectividad de esas vacunas -advierte Subbarao-. Esa es la pregunta del millón de dólares, porque no sabemos cuántos anticuerpos necesita”. Otras respuestas inmunes que provocan las vacunas podrían ayudar a proteger contra los efectos de las variantes.
En enero pasado, la empresa de biotecnología Novavax publicó datos de ensayos clínicos que mostraban que su vacuna experimental, diseñada para combatir el virus original, tenía una eficacia de alrededor del 85% contra una variante identificada en el Reino Unido, pero menos del 50% de eficacia contra 501Y.V2. Esa caída es preocupante, según los investigadores, porque indica que 501Y.V2 y otras variantes como esta pueden causar una caída significativa en la efectividad de las vacunas.
“Creo que es inevitable que para que las dosis mantengan la máxima eficacia, deberán actualizarse. La única pregunta es con qué frecuencia y cuándo “, se pregunta Paul Bieniasz, virólogo de la Universidad Rockefeller en la ciudad de Nueva York, quien codirigió uno de los estudios de anticuerpos neutralizantes.