INTERNACIONAL.- El día de Marco Luciano comienza a las 6 a.m. con una taza caliente del delicioso Café Santo Domingo, el favorito del país y la bebida preferida del adolescente quisqueyano por la mañana.
Para las 6:30 a.m., ya el campocorto está en un estadio cercano haciendo entrenamientos de béisbol durante cinco horas. Luego viene el almuerzo, una rápida siesta y después dos horas de ejercicios en el gimnasio. Por la noche, Luciano piensa en situaciones de juego y en lo que le salió bien en el 2020.
Ésta es la rutina que tiene durante cinco días de la semana.
Ha pasado menos de tres años desde que el joven firmó con los Gigantes por US$2.6 millones el 2 de julio del 2018, pero el oriundo de San Francisco de Macorís ya ha recorrido un camino largo. Sin embargo, se despierta todos los días al amanecer porque sabe que el 2020 le demostró que aún tiene mucho trabajo por hacer.
“Fue un año inusual, pero pasaron muchas cosas buenas en el terreno de juego”, dijo Luciano, de 19 años, desde su hogar en la República Dominicana. “Siento que maximicé mis oportunidades y aprendí mucho sobre mí mismo, cosas que necesito para mejorar”.
Luciano estuvo como cuarto en la lista de los 30 Mejores Prospectos Internacionales en el 2018 y ahora es la segunda mejor promesa de los Gigantes (29no en MLB). Participó en el campamento de verano de San Francisco y continuó su desarrollo en la sede de entrenamiento alterno del equipo en Sacramento, California, siendo parte del roster de 60 jugadores con el que el equipo inició el año.
Luego fue a la liga instruccional en Arizona. El club ha continuado monitoreándolo durante el receso de temporada, otra de las señales que reflejan lo valioso que es el quisqueyano para la organización. Su crecimiento como jugador y como persona ha sido una prioridad desde que firmó a los 16 años, según Las Mayores.