PEKÍN. – China está más cerca de concluir su ambiciosa tarea de acabar con la miseria que durante décadas ha azotado a muchas zonas rurales del país tras asegurar que ha eliminado los últimos condados restantes de su lista de regiones empobrecidas.
En concreto, los últimos nueve condados que salieron de la pobreza extrema se encuentran en la provincia central de Guizhou, una de las regiones históricamente menos desarrolladas del país debido a su difícil geografía y las consecuentes dificultades del transporte.
Retirar de la lista a estos condados significa, en palabras del investigador de la Academia de Ciencias Sociales de China Gao Gang, que el país está cerca de resolver “un problema milenario”, para lo cual el Gobierno central invirtió casi 140.000 millones de yuanes (21.240 millones de dólares) solo durante este año.
Un portavoz del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) explicó a Efe que lo más destacado del programa es que ha intervenido en las distintas regiones del país en función de su contexto: “Se llevan a cabo evaluaciones exhaustivas de los recursos de los que disponen así como de las condiciones medioambientales o la cultura de cada provincia, condado y aldea”.
EL USO DEL MANDARIN, PRIORITARIO
También pasa por este programa la divulgación del uso del mandarín (el dialecto hablado en el norte) entre las áreas empobrecidas, una de las prioridades del régimen comunista desde los tiempos de Mao Zedong, aunque el último plan data de septiembre de 2020.
Según el Ministerio de Educación del país asiático, alrededor del 80,72 % de la población habla el “putonghua” -la “lengua común” oficial, basada en el mandarín-, mientras que en algunas regiones donde residen minorías étnicas que utilizan otros idiomas o dialectos solo llega hasta el 61,56 %.
Históricamente, algunas de las minorías étnicas del país se han mostrado reticentes a utilizar el mandarín por razones que van desde lo cultural a lo político, dificultando, a ojos de las autoridades centrales, la modernización del país.