KIEV, Ucrania.— Trabajadores de fábricas, estudiantes y dueños de negocios iniciaron el lunes un paro de actividades en Bielorrusia para exigir la renuncia del presidente Alexander Lukashenko tras dos meses de protestas continuas luego de unas elecciones polémicas.
La mayoría de las empresas operadas por el Estado mantuvieron sus operaciones pese a la huelga, que fue convocada por la lideresa de la oposición Sviatlana Tsikhanouskaya. Sin embargo, los analistas señalan que el llamado ayudó a movilizar a simpatizantes de la oposición para una nueva ronda de confrontaciones con las autoridades, algo que representa un reto considerable para Lukashenko, que ha gobernado al país durante los últimos 26 años y hasta hace poco había logrado reprimir a la disidencia sin problemas.
Estudiantes de algunas universidades se rehusaron a acudir a clases y marcharon en Minsk a manera de protesta. Cientos de compañías privadas pequeñas declararon el lunes día inhábil, y los duelos de tiendas y cafés cerraron sus negocios para unirse con sus empleados en la formación de cadenas humanas en diferentes puntos de la capital bielorrusa.
Varias divisiones de plantas importantes en Minsk informaron que detendrían las operaciones, y los empleados de dos plantas de la ciudad occidental de Grodno se congregaron frente a las instalaciones.
Las autoridades respondieron arrestando a manifestantes en las calles y afuera de fábricas, amenazando a los trabajadores con enviarlos a la cárcel o despedirlos en caso de parar sus actividades, dijo Alexander Yaroshuk, líder del Congreso Bielorruso de Sindicatos Democráticos, una asociación de sindicatos laborales independientes.