Unos payasos bolivianos se reinventan para seguir viviendo de sus sonrisas

QUILLACOLLO.- La falta de trabajo ha obligado a reinventarse a unos payasos bolivianos, que se han pasado al reparto a domicilio sin perder la sonrisa.

“Payallevar” es el nombre con el que recorren las calles en moto con sus zapatones, pelucas de colores y figuritas hechas con globos, para entregar por las casas comida, medicinas o regalos en la ciudad boliviana de Quillacollo.

“Hay que llevar a casa el pan de cada día”, comentan a Efe varios miembros de la asociación de payasos y artistas de Quillacollo, quienes ahora se dedican al “delivery”, la palabra inglesa con la que comúnmente se conoce en Bolivia la entrega de pedidos a domicilio.

La cuarentena que rige en Bolivia desde hace más de cuatro meses ha dejado a muchos sin trabajo, en el caso de los payasos sin las fiestas de las que vivían, pues están prohibidas las reuniones sociales.

Una decena de integrantes de la asociación decidió dar el paso al reparto a domicilio para tener algún ingreso, pues es una actividad que de forma controlada se permite pese a la cuarentena, en determinados horarios y con medidas de bioseguridad contra la COVID-19.

Antes iban a las casas y a locales de eventos a animar fiestas, como cumpleaños de niños, mientras que ahora recorren las calles casi vacías para llevar pedidos de todo tipo con los que ganar algo de dinero.

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