SANTO DOMINGO.-Ante el anuncio de la Dirección de Gestión del Riesgo de Desastres de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) sobre la gran actividad que proyecta la presente temporada ciclónica, autoridades de esa academia convocaron este lunes a sus organismos técnicos para actualizar y adecuar su plan de contingencia y enlazar sus acciones a las medidas de prevención y protección personal por la enfermedad (COVID-19).
La decisión fue adoptada por autoridades la Primada de América y dada a conocer por la su rectora, doctora Emma Polanco Melo, junto a la maestra Roma Guzmán, Directora de la Dirección de Gestión del Riesgo en Emergencias y Desastres; quienes explicaron que para cumplir con el distanciamiento social que se impone en la actualidad, los encuentros de los técnicos y especialistas serán virtuales.
Durante este período, caracterizado por el incremento de los fenómenos atmosféricos en la cuenca del océano Atlántico y que en República Dominicana inicia primero de junio y se extiende, más o menos, hasta el 30 de noviembre, se vaticina que podrían formarse unas 21 tormentas tropicales, de las cuales hasta seis podrían convertirse en huracanes y alcanzar una categoría entre 3 y 6 en la escala Saffir-Simpson.
La doctora Polanco Melo y la maestra Guzmán ponderaron la elaboración de un plan familiar de emergencia en las diferentes fases de una tormenta tropical o ciclón: preparación, mitigación y respuesta, a fin de tomar las medidas adecuadas en las tres fases de cualquiera de estos fenómenos naturales, tanto antes, como durante o después del evento.
Las funcionarias uasdianas destacaron también la necesidad de estar preparados, pues con eso se lograría proteger la vida de los dominicanos y las propiedades, teniendo en cuenta la aplicación de las medidas de protección personal que permitan prevenir el contagio o la transmisión de la enfermedad (COVID-19).
Las predicciones fueron ofrecidas por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOOA por sus siglas en inglés), sobre la base de la inusitada templanza de las aguas del Atlántico, y a la ausencia este año del fenómeno La Niña, que tiende a sofocar la formación de huracanes.