AP, TOKIO.— Ahora que los Juegos Olímpicos fueron aplazados al año próximo, los casos de COVID-19 en Tokio se han disparado, y la gobernadora de la ciudad le está pidiendo a la población que se quede en casa, incluso dando pistas de un posible confinamiento.
El súbito aumento en el número de casos del virus y las fuertes medidas tomadas por el gobierno inmediatamente después de la posposición de los Juegos han provocado cuestionamientos en el parlamento y por los propios ciudadanos sobre si Japón había minimizado la gravedad del brote y demoró la aplicación de medidas de distanciamiento social al aferrarse a la esperanza de que la cita olímpica podría comenzar el 24 de julio como se tenía previsto.
Con los Juegos fuera de la agenda inmediata, muchos dan rienda suelta a la sospecha de que el incremento se debe a que Japón ya no tiene motivo para esconderlos.
“Para dar la impresión de que la ciudad tenía bajo control el coronavirus, Tokio evitó tomar acciones estrictas e hizo que el número de pacientes fuera menor”, dijo el ex primer ministro Yukio Hatoyama en Twitter.
Agregó que mientras el virus se propagaba, la gobernadora de Tokio, Yukiro Koike, esperaba que sucedía finalmente con los juegos, señalando que “lo primero eran los Juegos Olímpicos, no los residentes de Tokio”.
Los expertos han encontrado un aumento de casos no rastreables en Tokio, Osaka y otras zonas urbanas, indicios de una explosiva alza de contagios.
El primer ministro Shinzo Abe dijo el sábado que Japón estaba al borde de un incremento enorme de los casos al hacer más complicado localizar y mantener focos bajo control.
“Una vez que las infecciones suban rápidamente, nuestra estrategia instantáneamente se desintegrará”, advirtió Abe. “Bajo la actual actuación, apenas estamos resistiendo”.
Añadió que declarar un estado de emergencia aún no es necesario, pero que Japón en cualquier momento podría enfrentar una situación igual de grave a la de Estados Unidos o Europa.
No se planteaba tal urgencia en días recientes cuando mucha gente visitaba los parques para ver aflorar los árboles de cerezo, y Abe si acaso intimaba la posibilidad de posponer los Juegos Olímpicos. Pero tras conversar por teléfono con el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, el martes pasado, Abe acordó posponer los Juegos hasta mediados del verano de 2021 debido a la pandemia del coronavirus.
Al día siguiente, Koike pidió a los residentes de Tokio quedarse en casa durante los fines de semana hasta mediados de abril, al confirmar que los casos de coronavirus se habían disparado a 41 en un solo día tras 16 al inicio de la semana. El sábado, Tokio reportó 63 nuevos casos, otra cifra récord para un día. Koike dijo que los contagios en Tokio estaban al filo de un crecimiento explosivo, y que medidas más estrictas, como el confinamiento, podrían ser necesarias si la propagación del virus no mermaba.
“¿No es esto una coincidencia?”, dijo Maiko Tajima, legisladora del opositor Partido Democrático Constitucional durante una sesión del Parlamento el miércoles, mencionando el súbito incremento en Tokio.
El ministro de Salud Katsunobu Kato dijo que en “no existe ningún tipo de relación” entre la posposición de los Juegos y el número de casos confirmados. Abe citó a expertos que señalaron que una razón importante del reciente crecimiento es el aumento sostenido de casos que no pueden rastreados y al alza de los contagios provenientes del exterior. El primer ministro instó a la población “prepararse para una larga batalla”.
Un día después de la advertencia de Koike, el primer ministro convocó a nueva fuerza de tarea al amparo de una ley que recientemente fue promulgada y que le permite declarar el estado de emergencia en zonas específicas, entre esas Tokio.
Al domingo, Japón registraba 2.578 casos, incluyendo 712 de un crucero, con 64 decesos, según el ministerio de salud. Aproximadamente un millar se ha recuperado.