El cateterismo cardíaco es un procedimiento que consiste en la introducción de un catéter hasta las cavidades cardíacas. El abordaje vascular generalmente se realiza de manera percutánea (sin abrir el tórax), en su mayoría a través de las venas y arterias femorales (a nivel de la ingle).
Janet Toribio, gerente de la Unidad de Cardiología Pediátrica de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), dice que al igual que en los adultos, gran cantidad de los niños con afecciones cardiacas necesitarán recibir uno o más cateterismos durante su vida.
“El cateterismo nos permite estabilizar un niño recién nacido o lactante hasta que aumente de peso, para luego ser llevado a cirugía en mejores condiciones, o por el contrario, lo usamos para concluir y resolver algún defecto residual, evitando una nueva reintervención quirúrgica, disminuyendo los riesgos”, asegura Toribio.
Razones
Toribio explica que este procedimiento se utiliza para lograr diferentes objetivos, uno de los más importantes actualmente es el cateterismo intervencionista, pues cerca del 35 al 40% de las enfermedades congénitas del corazón pueden ser resueltas mediante este procedimiento, evitando la cirugía, logrando una recuperación más rápida, menos traumática y sin dejar cicatriz.
No obstante, existen pacientes con lesiones en los que debe haber una coordinación entre cirujano e intervencionista para realizar ambos abordajes en el mismo acto o de forma consecutiva, disminuyendo el tiempo. A este tipo de cateterismo se le llama híbrido.