Londres, Inglaterra .- Cuando se forma pareja, el o la elegida viene con su familia y eso implica congeniar con un montón de gente no elegida, entre ellas las cuñadas. Aunque se escribe y habla mucho sobre la a veces compleja relación entre suegras y nueras, poco se comenta sobre este otro vínculo.
Esta relación no muchas veces fluye. En ocasiones son problemas menores pero en otros casos hay verdaderas “guerras”. Congeniar con familiares no escogidos no es fácil para nadie ni siquiera para aquellos que parecen tener su vida resuelta como pueden ser los miembros de la realeza. Kate Middleton, duquesa de Cambridge y Meghan Markle, duquesa de Sussex lo demuestran.
A primera vista parece que tienen muchas cosas en común. Ambas son plebeyas, jóvenes, inteligentes, tuvieron que aprender y adaptarse al protocolo real con rapidez, soportan el acoso mediático y fundamentalmente se casaron enamoradas de sus esposos, los príncipes y hermanos William y Harry.
Pero también muestran notorias diferencias. El príncipe William y Catherine Elizabeth Middleton se conocieron en la universidad de St. Andrew en el año 2001 y tuvieron un romance típico de dos estudiantes. Kate no era de la realeza pero tampoco una moderna Cenicienta. Sus padres eran líderes en e-commerce y los problemas económicos no existían en su vida.