WASHINGTON .- El programa estadounidense de visados de trabajo de verano, conocido en inglés como J-1 SWT, “se ha transformado en una fuente de mano de obra barata y explotable” y ha expuesto a los beneficiados a “riesgos inaceptables, incluido el tráfico de personas”, reveló este martes un informe privado.
El documento titulado “Iluminando el trabajo de verano: una primera mirada a los empleadores que usan los visados de trabajo de verano J-1″, analiza la situación de quienes llegan a Estados Unidos amparados por ese programa, que solo el año pasado cobijó a 104.512 trabajadores.
“A los defensores, trabajadores y legisladores nos han mantenido en la oscuridad, socavando los esfuerzos para proteger a los trabajadores J-1”, advirtió en una conferencia telefónica Rachel Micah-Jones, presidenta del International Labor Recruitment Working Group (ILRWG), una coalición de organizaciones y académicos que buscam proteger los derechos de los trabajadores.
Micah-Jones advirtió que los beneficiados de este programa, cuya edad promedio es de 21 años, trabajan como cajeros, recepcionistas, cocineros, encargados de limpieza o sirven helados, entre otros oficios.
“Son reclutados en sus países (República Dominicana, Irlanda, China)”, explicó la experta, al advertir que los reclutadores o empresas patrocinadoras les cobran “miles de dólares” con la “promesa de un intercambio cultural”.
Pero -prosiguió- “cuando llegan a Estados Unidos, encuentran condiciones claramente diferentes a la promesa de ‘intercambio cultural’”, que “pueden amenazar su seguridad y sustento”.
La investigación indicó que en 2015 del total de 332.540 visados J-1, 94.983 correspondieron al programa de verano, con beneficiados procedentes de 141 países, de los cuales un 55 % eran mujeres y 45 % hombres.