Dacca.- Un hilo conecta la muerte del narcotraficante Mostafa Hossain y la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina: su deceso es el último conocido desde que hace un año la mandataria dio inicio a una cruenta guerra contra las drogas que se ha cobrado más de 350 vidas, cerca de un muerto diario.
Según datos de la organización de derechos humanos bangladesí Ain o Salish Kendra (ASK), la guerra contra las drogas, que registró su primera muerte el 15 de mayo de 2018, cumple un año con al menos 357 personas muertas en enfrentamientos con la Policía y otras 20 en enfrentamientos entre bandas.
Mostafa Hossain, el más reciente de los abatidos, fue hallado por la Policía con heridas letales, 200 gramos de heroína y 100 gramos de yaba -una versión local de la metanfetamina comercializada en pastillas-, cerca de una autopista después de un tiroteo en el distrito de Mymensingh, al norte de Dacca.
“Mostafa era el rey de las drogas en nuestro distrito. Estaba en busca y captura por ocho casos en diferentes comisarías”, dijo a Efe Ahmed Kabir, un oficial de policía de ese distrito.
Las muertes de narcotraficantes comenzaron hace un año, 12 días después de que Hasina ordenase el inicio de una campaña antidrogas que ha sido seriamente cuestionada tras denuncias de asesinatos extrajudiciales.
Activistas de derechos humanos han comparado esta ofensiva con la sangrienta guerra contra las drogas lanzada por el presidente filipino, Rodrigo Duterte.
Para las autoridades, las operaciones son un “éxito”, aunque la entrada de drogas procedentes de la vecina Birmania (Myanmar), especialmente la yaba, no se ha detenido.
“Yo diría que el éxito de la campaña es notable. Los traficantes de drogas han tenido que esconderse o detener el negocio, y muchos de ellos se han rendido”, dijo a Efe el director general del Departamento de Control de Estupefacientes (DNC, por sus siglas en inglés), Jamal Uddin Ahmed.