Pensilvania (EE. UU.) .- Un tumor cancerígeno del tamaño de una naranja había deformado por completo la cabeza de Patches, una perrita de nueve años de raza dachshund que vive en Pensilvania (EE. UU.)
Las alertas comenzaron en 2014 cuando la propietaria de la mascota, Danielle Dymeck, notó una anormalidad. “El veterinario no sabía qué era, pero nos preocupamos cuando en los últimos meses, de la nada, la bola empezó a crecer mucho y de forma muy rápida”, dijo Dymeck, en entrevista con EL TIEMPO.
Su caso fue remitido a especialistas de la Universidad de Cornell en Nueva York, reconocida por su programa de veterinaria. Allí le dieron el diagnóstico final: Patches debía ser intervenida lo más pronto posible pues el tumor estaba presionando peligrosamente su cerebro y uno de sus ojos. “No había opción, sabíamos que era llevarla a cirugía o dormirla”, dijo su propietaria.
Pero, sin imaginarlo, su historia tuvo un espectacular final que trazó una línea en el campo de la cirugía de reconstrucción en animales. La doctora canadiense Michelle Oblak, oncóloga veterinaria de la Universidad de Guelph, junto con otros dos especialistas de Estados Unidos, no solo eliminaron el tumor sino que, haciendo uso de la tecnología de impresión 3D, lograron reconstruir el cráneo de la perra.
Fue un procedimiento pionero en Estados Unidos: tuvieron que extirpar el 70 por ciento de su cráneo y luego insertaron una placa de titanio impresa en 3D que reemplazaría ese espacio.
Los especialistas realizaron una tomografía computarizada de la cabeza de la mascota para simular la cirugía y cortar el tumor virtualmente con varios programas de software. Luego trazaron las dimensiones del nuevo cráneo, incluyendo los puntos dónde estarían los agujeros para los tornillos, y al final enviaron las imágenes y planos digitales a Adeiss, una compañía canadiense de impresión 3D. Después, dicha firma se encargó de crear la placa de titanio que quedó perfectamente hecha a la medida exacta del animal.