El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva renuncia a ser candidato a las elecciones generales del próximo octubre.
Así lo ha anunciado este martes el Partido de los Trabajadores (PT) tras una visita de quien a partir de ahora asumirá la candidatura de la formación política, el exalcalde de São Paulo Fernando Haddad, que se reunió con el exmandatario en la cárcel donde este cumple 12 años de condena por corrupción.
El anuncio ha llegado lo más tarde posible, a eso de las dos de la tarde del último día de plazo, como ha sido hasta ahora el estilo de Lula a lo largo de su pulso de dos años y medio con la justicia brasileña.
Los tribunales le habían dado hasta hoy para que anunciase, de una vez por todas y tras meses de recursos, que desistía de su candidatura y nombrase a su sustituto.
Y aunque poco más podía hacer, Lula ha tenido a sus innumerables seguidores y enemigos esperando agónicamente hasta confirmar que lo que ellos ya esperaban era cierto.
Que esta vez no guardaba un as secreto bajo la manga. Que tras dos años de tretas, de contorsionarse entre las leyes para retar a los jueces y apropiarse de los titulares, había llegado el final.