Madrid .- A pesar de los esfuerzos de la industria en superar la excesiva dependencia del teléfono móvil en nuestras vidas, su visión acerca de cómo será el hogar en el futuro pasa, irremediablemente, por este aparato. Por mucho que se intente, los «smartphones» seguirán siendo el centro de la experiencia. Pero se empieza a abrir el árbol de opciones. Asistentes digitales hasta en la sopa, televisores con resoluciones mayores y un árbol de infinidad de productos conectados son los que traccionan hacia nuevas formas de interactuar con la vivienda.
Los grandes fabricantes del sector se la tecnología de consumo han dibujado en IFA de Berlín (Alemania), la mayor feria de electrónica de Europa, los nuevos cachivaches que pretenden conquistar al público. Unos inventos que resultan familiares porque en los últimos años todos los electrodomésticos empiezan a aumentar sus capacidades gracias a conectarse a internet. Uno de los espacios del cambio es lograr que «hablen» entre ellos. De nada tiene sentido tener una persiana automática si no existe un mayordomo digital que transfiera esa orden para ejecutarla.
De ahí que los asistentes digitales empiecen a integrarse en los dispositivos domésticos, aunque se aprecia más una visión «marketiniana» del asunto que satisfacer las verdaderas necesidades de los consumidores. Lavadoras que se pueden programar desde el móvil, hornos que por medio de un software de inteligencia artificial que tiene en cuenta los horarios del usuario y calientan dos platos a diferentes temperaturas, aspiradores que te envían una notificación al móvil cuando ya ha recogido el polvo o frigoríficos con los que consultar recetas desde una pantalla digital.