El director anticorrupción del Gabinete Ejecutivo del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Jesús Féliz Jiménez afirmó este jueves que son afrentosas y descabelladas recientes declaración de Francisco Domínguez Brito, de que los dirigentes del Partido de la Liberación son más honestos que los perremeístas.
“La verdadera amenaza para el país no lo constituye el PRM, organización que no tiene bajo su responsabilidad la conducción de las riendas del Estado, sino su partido, el que para los ojos del pueblo dominicano, hoy por hoy, es un almacén de los nuevos ricos del país”, afirma Féliz en un documento.
A continuación el comunicado íntegro de Jesús Féliz Jiménez:
Las declaraciones dadas a la opinión pública nacional por el precandidato presidencial del oficialista PLD, Francisco Domínguez Brito, no podrían ser más descabelladas y afrentosas, toda vez que él, es parte integral de la organización política que mal conduce los destinos de la nación, coronándose esta como la máxima escuela de formación y parturienta de corruptos, en toda la historia republicana; donde por cierto, se ha generado el mayor número de millonarios, quienes les estrujan su riqueza mal habida al pueblo hambriento.
La verdadera amenaza para el país no lo constituye el PRM, organización que no tiene bajo su responsabilidad la conducción de las riendas del Estado, sino su partido, el que para los ojos del pueblo dominicano, hoy por hoy, es un almacén de los nuevos ricos del país; quienes de comunes técnicos, profesionales y gentes ordinarias, se han convertidos en competidores de los sectores tradicionales vinculados a la producción; desplazándolos con malas artes, en todos aquellos negocios donde interviene la parte pública, compitiendo con deslealtad; de eso y no de otras cosas debe hablar Domínguez Brito.
Ante la opinión pública nacional, el pueblo llano y los sectores más sensatos de la vida nacional, él (Domínguez Brito) está descalificado para hacerle crítica al principal partido de oposición, toda vez que, en la calidad de Procurador General de la República, en el famoso cado del estigmatizado Félix Bautista y compartes, se acobardó e irresponsablemente, no recurrió la sentencia dictada por jueces complacientes, a favor de ese grupo de rufianes del patrimonio público; erigiéndose en cómplices por omisión, porque su responsabilidad en nombre de la sociedad, consistía en recurrir hasta las últimas consecuencias, para dejar claro su vocación de servidor idóneo, quien al no hacerlo, quedó evidenciado como más de lo mismo y un hombre complaciente.
Luce ser que Domínguez Brito, ha resuelto pensar como el que habita en las galaxias, al hablar de principios, los cuales solo existen en su cabeza, es harto sabido en su partido, estos fueron sepultados, con la manera violenta de enriquecerse de la militancia y dirigencia, sin escrúpulos alguno y con una desfachatez nunca vista.
Contrario al pensar de Domínguez Brito, el pueblo dominicano tiene muy presente, entre otros, los casos de ODEBRECHT, los TUCANOS, INAPA, TERRENOS DE LOS TRES BRAZOS, los escándalos en el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), estos dos últimos casos derivaron en muertes innecesarias, imputables al PLD, por el lastre de la corrupción de su partido y gobierno; a todo esto se le suma, el que organismos internacionales coloquen en los últimos lugares al país, en materia de transparencia, anti corrupción y lugar apropiado para la inversión extranjera.
La gran interrogante debe ser, de qué principios puede hablarnos Domínguez Brito y sus compañeros del PLD, si en su seno, se germina como la mala hierba la corrupción rampante de los bienes públicos, por quienes manejan los fondos pertenecientes al pueblo, esto como si fuere una herencia particular.
Es por ello que, al hablar de honestidad y seriedad, al querer descalificar a los hombres y mujeres del PRM, se convierte en un hazme reír ante la conciencia del pueblo dominicano; máxime, cuando el sentimiento popular se expresa, llamando a los medios masivos de comunicación, las redes sociales y marchando, para denunciar la corrupción, la impunidad y carencia de transparencia de los bienes públicos.