Bridgewater .- Un pronunciamiento cuidadosamente preparado. Un vestido polémico. Un súbito silencio o alejamiento del público.
La decisión de Melania Trump de tomar distancia de las críticas de su marido, el presidente Donald Trump, al basquetbolista LeBron James es un nuevo ejemplo de la forma en que calladamente la primera dama trata de crear un espacio entre ella y su esposo, sin criticarlo directamente pero dejando en claro que no está de acuerdo con él.
A través de Twitter expresó su desencanto con la política del gobierno de separar familias en la frontera y posteriormente visitó allí a niños desplazados, algo que su marido no ha hecho. No se hizo ver en público en medio del revuelo en torno a la supuesta relación de Trump con la actriz pornográfica Stormy Daniels.
Y su portavoz dejó en claro que la primera dama verá el canal que le venga en gana, incluidas cadenas noticiosas que Trump critica asiduamente. Si bien tal vez no constituyen desafíos abiertos, Melania Trump parece querer forjarse su propio camino y hay quienes la ven desde la izquierda como un insospechado símbolo de “la resistencia”. Para otros, las suyas son acciones vacías que no la absuelven de ser asociada con el presidente y sus políticas impopulares.