MANAGUA. El caos en Nicaragua alcanzó a la capital este lunes con bloqueo de calles, tiroteos y detonaciones de morteros, mientras el presidente Daniel Ortega se mantiene en silencio sobre una salida negociada a la crisis propuesta por obispos.
El gobierno lanzó una ofensiva entre el domingo y la madrugada del lunes para levantar los bloqueos de vías, llamados “tranques”, con ataques de grupos de civiles armados junto a policías antimotines, denunciaron manifestantes.
La capital estaba semiparalizada por falta de transporte y el temor de los ciudadanos a quedar atrapados en el fuego cruzado en los tranques.
“El objetivo es tener control de la vía panamericana y dejar en esos lugares de forma indefinida a gente del gobierno para que no se vuelvan a levantar los bloqueos” opositores, dijo una dirigente de los manifestantes, que no se identificó.
Los ataques a manifestantes atrincherados en Sébaco, 90 kilómetros al norte de Managua, dejaron el domingo un muerto y daños en la unidad de policía, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la policía.
Las protestas contra el gobierno estallaron el 18 de abril contra una fallida reforma al sistema de pensiones, y se extendió a otros sectores tras la represión que ha dejado 145 muertos y más de 1.000 heridos, según el último reporte del Cenidh.
En Las Maderas, a la altura del kilómetro 52 de la vía Panamericana Norte, también se desmanteló la barricada y la vía se encontraba despejada, constató un equipo de la AFP.