BEIRUT. Conocida como el huerto de Damasco por sus tierras agrícolas, Guta oriental es el último bastión rebelde cerca de la capital y lleva desde 2013 sometida a asedio y bombardeos casi diarios.
En marzo de 2011 estalla la guerra en Siria, después de que el régimen del presidente Bashar al Asad reprimiera de forma cruenta unas manifestaciones prodemocracia en el país. Parte de los opositores al presidente se pasa a la lucha armada. Algunos forman el Ejército Sirio Libre (ESL, o ASL por sus siglas en inglés).
En julio de 2012, el ESL lanza desde Guta la batalla de Damasco.
Este antiguo “pulmón verde” donde los habitantes de la capital hacían pícnic los fines de semana pasa a ser blanco regular de bombardeos aéreos y de disparos de artillería del gobierno que alcanzan mercados, colegios y hospitales, causando numerosas víctimas civiles.
El régimen sirio cerca completamente Guta oriental y a sus habitantes a partir de 2013.
Desde el verano de 2017, esta región es supuestamente una de las zonas de distensión creadas en virtud de un acuerdo entre Rusia e Irán, principales apoyos del régimen, y Turquía, que respalda a la oposición. Estas zonas debían teóricamente provocar una disminución de los combates.
Esta región agrícola que antes producía verduras y frutas, como albaricoques, es el escenario de una grave crisis humanitaria. El asedio disparó los precios y provocó una enorme escasez de alimentos.
En noviembre de 2016, el jefe de las operaciones humanitarias de la ONU lamentó el uso de la “táctica cruel” del asedio, “en particular por parte del gobierno sirio”, que recurrió a ella para forzar a los rebeldes a deponer las armas y a los civiles a someterse o a huir.
En las últimas semanas se acusó al régimen sirio de cometer ataques químicos en Guta oriental.
El 22 de enero de 2018, el OSDH registró 21 casos de asfixia en la ciudad de Duma. Habitantes y fuentes médicas hablan de un ataque con cloro. El 13 de enero hubo un ataque similar en la periferia de Duma, según el OSDH, que da cuenta de “siete casos de asfixia”.
El 5 de febrero, la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, dijo que había “pruebas evidentes” para confirmar el recurso al cloro en los ataques en Guta oriental.