SANTO DOMINGO. Las enfermedades cardiovasculares y su impacto en la mortalidad de la población mundial representan uno de los principales retos para los actuales sistemas de salud. Con 17.5 millones de muertes en el 2016 atribuibles a este grupo de patologías, llama la atención cómo los países en vía de desarrollo representaron el mayor porcentaje de estas muertes.
Diversos factores que explican la razón de esta mayor mortalidad y el creciente aumento, incluyen la prevalencia de hipertensión arterial, diabetes mellitus, ingesta alta de sal y niveles de stress. Sin dejar atrás, el manejo de entidades como el infarto al miocardio, la insuficiencia cardíaca y problemas valvulares que presentan una disparidad asombrosa entre países subdesarrollados y desarrollados, algo que impacta de manera directa la sobrevivencia del paciente cardiópata. Este aspecto es de especial importancia pues muchas veces resulta subestimado por los expertos, quienes consideran que infraestructura y tecnología no son áreas a destacar en países del tercer mundo.