Mugabe deja un legado de ruina económica y agitación en Zimbabue

JOHANNESBURGO (AP) — De aclamado libertador de su nación a dictador déspota, el mandato de 37 años de Robert Mugabe en Zimbabue ha sido uno de los más polémicos e influyentes de África.

El astuto y despiadado Mugabe, de 93 años, superó tácticamente a sus rivales durante décadas, pero en sus últimas semanas en el poder cometió errores de cálculo que culminaron con su caída. Se equivocó al marginar a su brazo derecho para posicionar a su esposa, Grace, como su sucesora. No anticipó que el despedido vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, lo derrocaría de manera rápida y hábil.

Pero Mnangagwa había pasado años aprendiendo del propio Mugabe cómo adueñarse del poder y consolidarlo.

Durante años, Mugabe inspiró a otros líderes de todo el continente a emular sus tácticas y extender su mandato al manipular la constitución y suprimir a los opositores a través de la violencia y la intimidación.

La incautación de las granjas que poseían los blancos, frecuentemente a través de la violencia, fue una estrategia característica de él, y devastó la producción agrícola de su país, que pasó de ser el proveedor de alimentos de África a convertirse en una tierra de terrenos yermos y habitantes hambrientos. Mugabe camufló la expropiación de tierras con un discurso resonante, en el que agitaba el puño y gritaba que las tierras de África deberían pertenecer a los africanos. No importaba que las granjas, que se les habían prometido a los negros pobres, pasaran en realidad a manos de sus generales, miembros del gabinete, sus secuaces y su esposa, ni que muchos de los campos se hayan vuelto improductivos con el paso de los años. Incluso en la actualidad, muchos africanos veneran a Mugabe como el expulsor de los colonizadores más radical del continente.

Su mala administración de la economía nacional fue impresionante. El país se transformó de uno que ofrecía buenas oportunidades de empleo para su población bien educada en un lugar de tan pocas esperanzas que la gente huía en masa. Se calcula que alrededor de 3 millones de zimbabuenses residen en la vecina Sudáfrica, y es común encontrarse a ex maestros de escuela que trabajan como meseros en algún restaurante de Johannesburgo. Decenas de miles de zimbabuenses se encuentran en Gran Bretaña. Y los 13 millones que permanecieron en su país han tenido que lidiar con una tasa de desempleo que se estima supera el 80%.

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