En el país existen 319,676 unidades productivas agropecuarias y 259,971 productores agropecuarios; el 62.6% de las unidades productivas está dedicada a actividades agrícolas, pero muchas de esas actividades no están todavía certificadas.
Eso indica que se pierden de beneficios importantes que ofrece el mercado internacional para rubros agrícolas que tienen la “sombrilla” de la certificación. Existen dos certificaciones que impactan en el ingreso del productor fuertemente, que es la certificación orgánica, porque deja una diferencia en el precio, y la certificación de Comercio Justo, que garantiza acceso a mercados.
En el caso del banano, por ejemplo, cuando se comercializa el tipo orgánico, el exportador obtiene una diferencia en precio de dos dólares por cada caja vendida en el mercado externo, de acuerdo con informaciones ofrecidas por cultivadores de esa musácea.
A República Dominicana ingresan cada año poco más de RD$400 millones por concepto de beneficios obtenidos a través de la modalidad de “Comercio Justo” (CJ), vía los distintos renglones e instituciones certificadas para participar en ese capítulo, de acuerdo con datos ofrecidos por productores a este periódico. Pero el monto pudiera ser mucho mayor.
Las tiendas o supermercados que participan deben certificarse. De República Dominicana, las asociaciones que venden a través del CJ, a nivel internacional (no local) son de cacao, café, banano y naranja. Desde hace años, se espera que entren más rubros.