SAN JUAN. El Gobierno puertorriqueño espera que la visita de este martes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sirva para multiplicar la ayuda a la isla, cuyas infraestructuras fueron devastadas por el paso del huracán María.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, aprovechó este lunes su conferencia de prensa diaria para subrayar que la visita de Trump a la isla es importante, tanto para los miles de miembros de agencias federales que trabajan sobre el terreno en labores de ayuda como para los puertorriqueños, por el apoyo moral que supone.
“Los boricuas son ciudadanos orgullosos de la ciudadanía estadounidense”, dijo Rosselló, quien ha aprovechado la situación para subrayar la, a su juicio, desventaja que sufren los residentes en la isla por vivir en un Estado Libre Asociado a EE.UU., estatus que no dudó de catalogar de colonial.
“Es un problema viejo y necesitamos una solución ahora”, subrayó el gobernador, para quien es importante que Puerto Rico se convierta en un nuevo estado de EE.UU. para alcanzar igualdad y mejorar las condiciones de vida de la población, un tema que, en principio, no está en la agenda de la visita que Trump realizará a la isla.
El presidente estadounidense quiere con su visita mostrar el respaldo de Washington a los 3,5 millones de ciudadanos que viven en la isla y apoyo a los miles de agentes federales desplazados a Puerto Rico para la reconstrucción del territorio caribeño.
A poco de cumplirse dos semanas desde que el huracán María devastara Puerto Rico en diagonal entrando por las costa sur, el panorama que se encontrará Trump es el de una isla que, muy poco a poco, trata de reponerse de unos daños a infraestructuras incalculables y que dejaron una cifra de 16 muertos, que podría revisarse en el futuro.
Las infraestructuras fueron arrasadas por vientos sostenidos que superaron los 200 kilómetros por hora y unas lluvias que provocaron inundaciones, corrimientos de tierra y el desbordamiento de ríos.
Las pérdidas económicas por el huracán María son todavía una incógnita, aunque Rosselló habla de una cantidad muy superior a las del ciclón Georges, que dejó en 1998 daños por miles de millones de dólares.
La recuperación de los servicios básicos es muy lenta y solo ha registrado avances destacados en el agua, del que ya disfrutan cerca del 50% de los puertorriqueños, un progreso nada desdeñable si se tiene en cuenta que, por ejemplo, solo 5% de la población ha recuperado la electricidad, el principal reto del Ejecutivo local y las agencias federales desplazadas a la isla.
El servicio de telefonía fija está prácticamente recuperado, mientras que los móviles han conseguido un avance que les permite ya dar servicio a más del 30% de sus clientes.
El Gobierno dice que la comida y el agua están llegando y que si ha habido problemas se debe al “atasco” de la distribución provocada por la falta de camioneros y otros problemas de logística.
Mientras, la población se queja de la falta de ayuda, las innumerables filas para sacar dinero en los cajeros, repostar gasolina e, incluso, entrar a un supermercado.
Las condiciones varían drásticamente de lugares como la capital, donde las condiciones van mejorando con lentitud, y las áreas del interior, con problemas de accesibilidad y comunicaciones, tanto a nivel de carreteras como de telecomunicaciones.
Rosselló dijo ayer que la situación avanza, que las filas en las estaciones de gasolina son cada día menores y que en los próximos días el 75% de las gasolineras en la isla estarán operando.
Además, el personal de agencias federales en la isla aumentó a más de 7,000.
En el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín hoy operaran más de 40 vuelos comerciales.
La visita de Trump a Puerto Rico estará marcada además por la polémica desatada entre el mandatario estadounidense y la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, quien se quejó de escaso apoyo desde Washington.
Trump dijo que Yulín Cruz y otros líderes en Puerto Rico quieren “que todo se haga por ellos” en la emergencia creada por el huracán María.
Trump sostuvo además que hay “mala capacidad de liderazgo” de parte de la alcaldesa y otros que “no son capaces de que sus trabajadores ayuden”.