BARCELONA. La política se mezclará con el fútbol el domingo cuando Barcelona será algo más que un club de fútbol para los separatistas de Cataluña.
El encuentro en el Camp Nou contra Las Palmas tendrá lugar en el mismo día en que los secesionistas de la región planean desafiar a las autoridades nacionales y realizar un referendo sobre la independencia catalana que ha sido prohibido por el gobierno.
El gobierno dice que el referendo es ilegal y ordenó a las fuerzas de seguridad impedir la votación.
La disputa ha encendido los ánimos en esta región tan próspera como orgullosa.
“No va a ser un día normal, sino un día histórico para el país, pero nosotros tenemos que normalizar el espectáculo del fútbol”, declaró el vicepresidente de Barcelona Jordi Cardoner.
El Camp Nou, el estadio más grande de Europa, con capacidad para casi 100.000 espectadores sentados, ha sido escenario de manifestaciones de los nacionalistas catalanes en los últimos años, en que cobró fuerza la campaña a favor de la independencia. Hoy por hoy la mitad de los 7,5 millones de catalanes apoyan la secesión, según encuestas.
El rey Felipe VI fue abucheado en el Camp Nou durante la final de la Copa del Rey en el 2015. Y se espera que el grito de “¡Independencia!” que estremece el estadio cada vez que juega el Barsa alcance mayor intensidad el domingo.
Ante el fervor generado por el referendo, al club ha pedido calma y que prevalezca un espíritu deportivo.