LONDRES. Tanto ateos como creyentes coinciden en que las personas que llevan a cabo acciones inmorales extremas son, en su mayoría, aquellas que no tienen creencias religiosas.
Según un estudio de la Universidad de Kentucky (Estados Unidos), publicado en la revista Nature Human Behavior, este prejuicio contra quienes niegan la existencia de Dios es visible en los 13 países estudiados.
Los investigadores creen que a pesar de la manifiesta secularización mundial, a lo largo de la historia la religión ha reforzado la idea de que la moral tiene un vínculo con la creencia en la existencia de Dios.
Las conclusiones se extraen de 3.000 entrevistas realizadas a lo largo de los cinco continentes, desde sociedades muy religiosas como Emiratos Árabes Unidos o India a seculares como Países Bajos o China.
Para cuantificar los resultados, a los encuestados se les proporcionaron descripciones de acciones inmorales, desde una persona que tortura a los animales a una que es capaz de matar guiada por sus emociones.
Después de la muestra, se les preguntó si consideraban que la autoría de los delitos podría haberse llevado a cabo por una persona creyente o por un ateo, a lo que la mayoría contestó con la segunda opción.
Los autores encontraron que las personas son casi dos veces más propensas a creer que las acciones inmorales extremas son perpetuadas por no religiosos, a excepción de en Finlandia y Nueva Zelanda.
El estudio revela que aunque los instintos morales básicos parecen emerger independientemente de las creencias religiosas, todavía existe incluso entre los ateos la percepción de que hay una fuerte relación entre religión y moralidad.