Santo Domingo .- La cantante de música cristina Ingrid Rosario nunca imaginó que un simple sueño podría convertirse en realidad. Aquel 23 de octubre de 2006 fue una fecha inolvidable en su vida porque tuvo la oportunidad de conocer a Whitney Houston, a quien calificó como su maestra y hablarle del amor de Dios.
Houston, quien era bautista e hija de un pastor, y cantaba en sus inicios en el coro infantil de su iglesia, fue una inspiración para Rosario conocer su vida y emprender su camino hacia la música. La intérprete de “El poder de tu amor” afirmó que aprendió a cantar escuchando Houston y empezaba a buscar un tono como el de ella.
Rosario recordó que conoció a la cantante en Nashville, Tennessee, cuando tuvo la dicha de cantar en un congreso invitada por la también artista estadounidense Cece Winan.
Al día siguiente del evento Ingrid se encontró con Houston, esta la detuvo y le dijo que la canción que había cantado la noche anterior le había tocado el alma y le recordó sus inicios.
“En ese mismo momento escuché la voz de Dios que me dijo que no era coincidencia estar ahí con ella y aproveché y le dije: “si te toqué en alguna manera es porque has visto el llamado de Dios en tu vida”, aseguró la cantante.
Desde entonces la artista de alabanzas y adoración explicó que su sentir es que cada vez que conoce a alguien, esa persona pueda llevarse con su canto un mensaje de esperanza y de amor, y que pueda entender que “en Dios tenemos vida y propósito”.
Comercialización
En una entrevista para LISTÍN DIARIO, la intérprete nacida en Nueva York, de padre dominicano y madre colombiana, manifestó que la esencia de la música cristiana va más allá de vender discos y artículos promocionales, y que la meta es cambiar vidas a través de las canciones.
Consideró que la comercialización de la música no es el problema que tienen muchos artistas religiosos sino el corazón que tienen algunos, cuyo objetivo principal es vender.
“La palabra comercial no es una mala palabra porque para hacer un simple sencillo se hace una cuantiosa inversión y cómo se puede recuperar lo invertido para poder seguir el ministerio”, apuntó Rosario al citar el texto bíblico que reza: “el obrero es digno de su salario”.
Añadió que es posible alcanzar a más personas con el mensaje de la palabra de Dios si no se pone la música como un negocio donde solo se busca vivir de él.
Llegó a odiarse
Los estereotipos de belleza que existen de que las mujeres deben ser de un “molde” específico para encajar a la sociedad, fue motivo para que Ingrid Rosario se sintiera acomplejada hasta el punto de que en su adolescencia llegó a odiarse por su apariencia física, dijo la intérprete.
“Antes yo me odioba por mi imagen, porque no me sentía llena, había un vacío en mí. Ahora con Jesús me siento completa”, afirmó.
Confesó que tal vez habría preferido ser más alta o más delgada, sin embargo, dijo no sentirse herida porque la belleza exterior no es un reflejo de lo que hay dentro de la persona y Dios busca corazones sinceros.
La intérprete de 43 años comenzó a cantar a los 15 pero no se dedicó de manera profesional. Primero se formó en Liberty University en Virginia, Estados Unidos, con una licencatura de educación para la salud. Incursionó en la música tras un viaje misionero a La India y fue ahí cuando supo que tenía la misión de propagar el evangelio. “Me di cuenta que tenía que llevar un mensaje de amor, de esperanza y de libertad, y decirles a las personas que Dios puede llenar todas las áreas de sus vidas”, explicó la salmista.
Fuente: Listín Diario