DICEN PUNTO COM
NUEVA YORK. Cientos de colegas, familiares, amigos y comunitarios despidieron la tarde de este lunes 10 de julio 2017 los restos de la policía de origen dominicano Miosotis Familia, en la iglesia “World Changers Church”, de la que ella y sus parientes más cercanos eran miembros.
En el funeral participó una delegación de la Policía Nacional de la República Dominicana, encabezada por un coronel, que también estuvo en la vigilia frente al cuartel 46.
La oficial llevaba 12 años como veterana en el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) y fue asesinada cuando se encontraba sentada en una unidad del comando móvil policial, en la avenida Fordham. El asesino se le acercó y le disparó a través de la ventanilla.
Antes del funeral, se llevó a cabo una masiva vigilia frente al cuartel 46 en El Bronx, donde ella estaba asignada y en el que cientos de personas encendieron velas, pusieron flores, mostraron fotografías y escribieron mensajes en murales de recordación, la noche de ayer domingo.
El alcalde Bill de Blasio fue uno de los primeros funcionarios en llegar al velorio, uniéndose a los parientes de Familia.
Sus restos fueron transportados en un carro fúnebre negro y el ataúd estaba arropado con la bandera de Estados Unidos y la del NYPD, de colores verde y negro.
Muchos la lloran, aunque no la conocieron, conmovidos por la atrocidad del asesinato a manos del afroamericano Alexander Bonds, quien días antes amenazó en un video en Facebook con salir a las calles a matar policías.
Cientos de sus colegas hacían el saludo oficial, en uno de los momentos más tristes y sombríos del trayecto de la caravana fúnebre.
Varias cuadras de la avenida Grand Concourse, donde está la iglesia, fueron cerradas por las autoridades para mantener el control del orden en el velatorio.
Este martes se le dará cristiana sepultura a los restos en un cementerio de El Bronx.
Este lunes en la mañana, recién llegado de un viaje de fin de semana a Alemania, el alcalde Bill de Blasio visitó la familia de la oficial.
Ella deja gemelos de 12 años y una hija de 20.
“Le pregunté si podía tener otro abrazo y ella retrocedió y me abrazó con fuerza y nos dijimos que nos amábamos”, relató Génesis Villella, su hija en una entrevista con el NY Post.
Eso fue el martes por la noche un día antes de que la mataran.
“Ella era una persona excepcional y sé que ella está con Dios mirándonos, viéndolos a todos ustedes y todo el apoyo que ella tiene de todo el mundo”, dijo su hermana Ana, hablando en la vigilia frente al cuartel 46.
