DUBAI. Las fricciones entre Catar y otras naciones árabes que la acusan de patrocinar terroristas enfocan la atención en una red de organizaciones caritativas y de prominentes figuras que operan libremente en esta diminuta monarquía.
Pero también plantean interrogantes acerca de lo que es un “terrorista” en el Medio Oriente
Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin difundieron una lista de dos docenas de grupos y casi 60 individuos que supuestamente han estado financiando actividades terroristas y están vinculadas con Catar.
Catar insiste en que no apoya a grupos extremistas y en que condena el terrorismo.
La crisis comenzó el mes pasado cuando los cuatro países árabes rompieron relaciones con Catar, exigiendo que dejase de apoyar al terrorismo, rompiese relaciones con los chiítas iraníes y dejase de entrometerse en los asuntos de los demás a partir de su respaldo a organizaciones islámicas.
Catar es un país petrolero e importante aliado de Estados Unidos en esta volátil región. Allí funciona una base aérea estadounidense con 10.000 soldados, desde la cual parten ataques de la coalición internacional que lucha contra Estado Islámico en Siria e Irak.
El ministro de relaciones exteriores catarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, dijo que “la afirmación de que Catar apoya el terrorismo claramente busca generar un sentimiento anti-catarí en Occidente”.
Mientras el ministro hablaba en Londres, los cancilleres de los cuatro países árabes se reunían en El Cairo para analizar la respuesta de Catar a sus demandas. En particular la de que cese su apoyo a la Hermandad Musulmana, que tomó el poder brevemente en Egipto y cuyos afiliados están activos en todo el Medio Oriente.
Catar considera a la Hermandad una fuerza política legítima, mientras que para Arabia Saudita, los Emiratos y Egipto es una organización terrorista que amenaza la estabilidad política y la seguridad de la región.
En su discurso Al Thani dijo que era peligroso “tildar a los rivales políticos de terrorista solo para silenciarlos”.
El guía espiritual de la Hermandad, jeque Youssef al-Qaradawi, figura entre los acusados por los vecinos de Catar de tener vínculos con el terrorismo.
En el 2013, al-Qaradawi, de 90 años, exhortó a defender a los musulmanes suníes de Siria.
A diferencia de otros predicadores del golfo, criticó duramente al gobierno de Egipto cuando desplazó del poder a la Hermandad. También criticó a los países del golfo que apoyaron la represión.
Su apoyo a la Hermandad lo deja como un caso único y le permite mediar en las negociaciones para liberar rehenes occidentales secuestrados por al-Qaida sobre todo en Siria y Yemen.
Este año circularon versiones de que Catar había pagado cientos de millones de dólares por la liberación de miembros de la familia gobernante secuestrados en Irak. Se dijo que el complejo acuerdo incluyó pagos de Catar a una agrupación afiliada a al-Qaida en Siria y a una milicia apoyada por Irán en Irak.
Catar aseguró que las denuncias de esos pagos son falsas.
No pareciera haber una sola persona detenida por financiar el terrorismo en Catar, según David Weinberg, de la Foundation for Defense of Democracies (Fundación por la Defensa de las Democracias).
Weinberg, quien ha escrito mucho sobre la financiación de las actividades terroristas en el golfo, afirmó que Catar se había comportado con “negligencia inexcusable” y no había combatido a estos financistas.
“No está claro si ello se debe a que son incapaces o a que no hay voluntad de hacerlo”, señaló. “Mis investigaciones me hacen pensar que es lo segundo, falta de voluntad”.
Por AYA BATRAWY, Associated Press