Durante el interrogatoria hecho a Edwar Montas, , esta mañana por la Fiscalía del Distrito Nacional, dutante la audiencia que se le sigue a Blas Peralta, Edward Montás afirmo que vio al transportista disparar al vehículo de Mateo Aquino Febrillet, exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) asesinado el pasado viernes.
“Yo vi a esa persona (Blas Peralta) con una pistola en la mano, apuntándonos a la yipeta y abajé la cabeza y ahí empezaron los disparos”, afirmó Edward Montás, al ofrecer su versión de los hechos en los que resultó muerto de un disparo el exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Mateo Aquino Febrillet.
Relató que el primer intento que hicieron para protegerse cuando se percataron de que los perseguían por la avenida Anacaona, fue conducir hacia la residencia del Presidente de la República, “que siempre está llena de militares”, para pedir auxilio, pero allí no había nadie.
Dijo que optaron por seguir corriendo hacia el destacamento de la Policía localizado en el Mirador Sur, y en ese trayecto ocurrió la emboscada: ¡bang, bang! Dos disparos de una pistola calibre 9 milímetros: uno mató al exrector y candidato a senador por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), y el otro hirió a su asistente, Elaine Mañaná.
Montás fue entrevistado a su llegada al Palacio de la Policía cerca de las 10:00 de la mañana, donde al igual que Peralta y otras dos personas, eran investigados sobre eal suceso que le costó la vida al académico.
Los hechos. Montás explicó que el sábado 6, en el municipio Palenque, Peralta lo “agredió” verbalmente, y que este viernes 11 tuvieron una reunión “armoniosa” en el restaurante El Arrozal, en la capital, donde el empresario del transporte le pidió excusas y él las aceptó. Agregó que entonces Peralta le preguntó si es cierto que había amenazado a un amigo suyo llamado Willy, y le contestó que no, que eran chismes.
“Él estaba sentado al lado mío y empezó a agredirme verbal y físicamente, porque me ponía el dedo en la mejilla; se fue a parar para golpearme y yo lo empujé, para estar lejos de él; a él lo agarraron porque tenía un revólver en los bolsillos; intentó un forcejeo con dos personas de la mesa, que me recomendaron ¡retírate¡ para que no haya males mayores, y yo me fui”, aseguró Montás.