La enfermedad renal crónica consiste en la disminución de la función de los riñones por debajo del 60%, y por lo general, suele estar asociada a la hipertensión y la diabetes, así como a la mala alimentación y la automedicación.Durante una visita al país, el presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Nefrología, Fabián Ortiz-Herbener, deploró que uno de los problemas de los países latinoamericanos como la República Dominicana, es que la enfermedad se está descubriendo en estadios avanzados, es decir, en etapa 5, cuando los riñones están trabajando por debajo del 15% de su capacidad y la única alternativa para su tratamiento es la diálisis.
En ese sentido, afirma que uno de los principales retos en salud pública es identificar a la población con enfermedad renal en etapas tempranas, tipo tres, cuando los riñones funcionan entre el 60 y 30% de su capacidad, y todavía se puede evitar la diálisis, proceso que disminuye la expectativa y la calidad de vida del paciente, a la vez que supone un enorme gasto para las familias y el propio sistema de salud.
“Se trata de una enfermedad costosa, comporta mucho gasto sanitario para el paciente y el Estado. Cuanto más avance y se precise de diálisis habrá un consumo alto de recursos sanitarios’, dice.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la República Dominicana debe tener unos 7,000 pacientes con la enfermedad renal crónica en estadio cinco, aunque solo se tienen registrados 2,500 aproximadamente.
“El problema es que como muchas veces el paciente latinoamericano espera sentirse muy mal para ir al médico entonces estamos descubriendo la enfermedad muy tarde ya que por lo general la enfermedad renal suele ir sin síntomas hasta que es muy tarde”, explica.
En la etapa 5, el paciente manifiesta síntomas como mareos, náuseas, vómitos, hinchazón en las piernas y mal sabor en la boca, los que erróneamente muchas veces suelen tratarse con automedicación, explica el especialista internacional, lo cual puede agravar el problema.
Afirmó que el uso excesivo de medicamentos como el omeprazol o antiinflamatorios como el diclofenac o ibuprofeno, suelen producir daños renales futuros.
Alternativas y recomendaciones
Ortiz-Herbener, explica que las personas con este padecimiento, especialmente los que ya están en diálisis, comienzan a tener elevaciones de los niveles de fósforo que provocan la calcificación o endurecimiento de las arterias, que de no tratarse a tiempo puede conducir a muertes por infartos en edad temprana.
El experto explica que estos niveles suelen dispararse por el exceso en el consumo de ciertos alimentos con fósforo, que por lo general se utilizan para dar color a las bebidas azucaradas de color rojo, o como preservante o potenciador de sabor de embutidos, como las salchichas o carnes procesadas, que suelen aumentar la carga de trabajo de los riñones y dificultan su eliminación por vía urinaria.
Dice que el fósforo puede ser controlado con un medicamento llamado Renvela o carbonato de sevelamer, que será distribuido en el país por laboratorios Sanofi, cuyo papel es captar el fósforo de los alimentos y eliminarlo por las vías digestivas a través de las heces fecales.
Para prevenir la enfermedad, el catedrático recomienda reducir el consumo de carne roja, como la de vaca y adoptar una dieta mediterránea, basada en el consumo de pescados, vegetales y frutas, y al mismo tiempo, disminuir la cantidad de sal y azúcar en las comidas y los carbohidratos.
Asimismo, aumentar el consumo de agua, disminuir los hábitos tóxicos como el tabaco, el alcohol y las drogas, evitar el consumo de bebidas azucaradas, controlar presión arterial y en caso de tener familiares con estos padecimientos, realizarse un chequeo médico al menos una vez al año.