Bloomberg: Nunca nadie había hecho antes una de máquina de corrupción como Odebrecht

Rio de Janeiro, Brasil .- Existe la corrupción, pero la de Odebrecht, es un caso aparte.

A finales del verano de 2015, los encargados de los sobornos en el gigante brasileño de la construcción OdebrechtSA estaban tramando otra operación, no para conseguir un contrato, que era el pan de cada día, o para entrometerse en la política de una nación soberana, como lo habían hecho en muchas ocasiones; esta vez lo que buscaban era salvarse a sí mismos.

Hilberto Silva, Fernando Migliaccio y Luiz Eduardo Soares eran hombres de carrera de Odebrecht. En la última década aproximadamente, su grupo, la División de Operaciones Estructuradas, había ayudado a la compañía a obtener contratos para construir presas, plantas eléctricas, aeropuertos y refinerías en toda América Latina. Lo hicieron creando falsas empresas de ingeniería, construcción y consultoría que usaban cuentas bancarias secretas para pagar facturas falsas presentadas por clientes falsos. Al final de la cadena, siempre, había gente en condiciones de aprobar otra propuesta de Odebrecht.

A menudo estas personas eran políticos; la compañía había financiado campañas en Brasil, incluso presidenciales, desde cuando el soborno era un negocio estrictamente en efectivo. Desde la creación de Operaciones Estructuradas, Odebrecht había financiado campañas para elegir a media docena de presidentes en América Latina, comprar la amistad de jefes de Estado en Angola, Perú y Venezuela, y pagar a cientos de legisladores de Panamá a Argentina.

Ahora, había mucho en juego. En la sede de la empresa, en Brasil, el caso de corrupción masiva conocido por el curioso nombre de código “Lava Jato”, u “Operación Lavado de Coches”, estaba avanzando. La policía brasileña había descubierto las cuentas de Odebrecht en Antigua y Barbuda y presionaba a las autoridades de la isla para que las compartieran. Los ejecutivos de la compañía estaban desesperados por mantener los registros ocultos.

Así que Soares, conocido en la oficina como el hombre que hacía lo que fuera necesario para encargarse de los trabajos difíciles, fue con Luiz Franca, cónsul honorario de Antigua en Brasil. Franca había pasado casi una década supervisando los asuntos financieros de Odebrecht en la isla. Soares le pidió ayuda con un plan para persuadir al primer ministro de Antigua, Gaston Browne, para que bloqueara la solicitud de Brasil. Franca invitó a un respetado abogado y consultor de Antigua que conocía, Casroy James, a reunirse en Miami para una charla.

Odebrecht propuso pagar a James US$4 millones para que ayudara a convencer al primer ministro, dijo recientemente la compañía en un caso penal en Estados Unidos. James, en declaraciones escritas, dice que llegó a un acuerdo, pero no para influir en la decisión del gobierno de Antigua, sino para procesar solicitudes para un programa gubernamental que ofrece la ciudadanía de Antigua y un pasaporte a los extranjeros que invierten en el país. James niega haber cometido delito alguno y se ha comprometido a devolver algo de lo que le pagaron. Odebrecht admite haber pagado a James tres cuotas de 1 millón de euros (US$1,12 millones) cada una.

James logró que Soares y Franca pudieran hablar con Browne, un irascible líder del Partido Laborista que había sido elegido el año anterior. Hablaron en la inauguración de una terminal en el aeropuerto internacional de Antigua, un edificio espacioso que otra empresa brasileña había construido en la isla caribeña de aguas turquesa. La investigación brasileña sería devastadora para la reputación e imagen de Antigua, dijo Soares a Browne. En los días que siguieron, Soares se reunió con otros funcionarios de gobierno para argumentar que entregar los registros bancarios era una mala idea para todos.

Su esfuerzo fue inútil. A mediados de abril en St John’s, la capital de Antigua, Browne dice que rechazó con firmeza las súplicas de Soares. Y, según él, los investigadores de la policía de Antigua ya estaban juntando volúmenes de documentos para las autoridades brasileñas, como lo requieren los acuerdos entre los dos países. Operaciones Estructuradas, tal vez la máquina de corrupción más eficiente y de mayor alcance en los negocios modernos, estaban a punto de quedar expuesta.

Fuente: La Patilla

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