España .- La dinamita lleva estando presente y siendo decisiva en muchos de los grandes acontecimientos históricos de los últimos 150 años.
Alfred Nobel la patentó un 6 de mayo de 1867 y, aunque el inventor era pacifista, ha sido clave en las guerras de la Historia Contemporánea.
Pero, aunque el invento de Nobel era enorme, no se trataba más que de un avance de los explosivos que inventaron los chinos en el año 9 a. C.. En Europa, su primer uso en el contexto de una guerra se remonta al siglo XIII.
Además, antes que Nobel, el italiano Ascanio Sobrero inventó la nitroglicerina, una sustancia muy útil para la fabricación de explosivos.
El desarrollo del detonador.
Para comprobar la fiabilidad del compuesto, Nobel tuvo la idea de usar una onda de choque para detonar el explosivo. Calculó que la nitroglicerina necesitaría un calentamiento rápido para explotar, y una onda de choque podría proporcionar ese calentamiento casi instantáneo.
Para llevar a cabo esta tarea, inventó el “tapón de voladura” o el detonador. El tapón de voladura inicia una explosión de alimentación más pequeña en otra sustancia explosiva, que detona la explosión más grande.
Uso en la construcción.
Además de inventor, Nobel era constructor en Estocolmo. De hecho, su idea original era crear la dinamita como un sistema revolucionario para la construcción, permitiendo a las personas dividir las rocas, cavar túneles o construir raíles de forma más sencilla, sin necesidad de tanto esfuerzo manual.
Clave en las guerras
Pero una de las cosas más evidentes sobre la dinamita era su potencial como arma en las guerras. La primera vez que se empleó para fabricar una bomba fue en 1870, durante la Guerra Franco-Alemana y pronto se empleó en la guerra de Cuba y Filipinas.
Como muchos estrategas militares desde entonces, Nobel creyó que la invención de armas de destrucción masiva increíblemente poderosas serviría como un disuasivo que en última instancia evitaría la guerra.
“Mis fábricas podrían poner fin a la guerra antes de sus congresos, pues el día en que dos ejércitos sean capaces de destruirse en un segundo, todas las naciones civilizadas seguramente retrocederán antes de una guerra y despedirán a sus tropas”, escribió en un Carta al famoso pacifista Bertha von Suttner en 1892.
Fuente: RTVE.es