México, (EFE).- Eduardo Guzmán, el joven elegido por el Comité Organizador de la Semana Santa de Iztapalapa para personificar a Cristo en la 174 representación del Viacrucis en esa demarcación de Ciudad de México fue relevado de su papel por estar casado.
Personificar a Cristo no solo requiere de fe y la fuerza para cargar una cruz de 90 kilos y seis metros de largo; ser originario de uno de los ocho barrios de Iztapalapa, en el oriente de la capital mexicana, y la soltería son requisitos indispensables que tiene que cumplir quien personificará al Nazareno.
Eduardo Guzmán Ramírez, de 25 años y procedente del Barrio de San José, fue elegido el 8 de enero y comenzó a ensayar a la semana siguiente como el Cristo de Iztapalapa para la próxima edición, informó personal de la delegación (circunscripción política) a Efe.
Después de siete tardes de sábados y domingos completos de ensayos, una mujer que dijo ser su esposa desde hace siete años se presentó en el sitio donde trabajan los actores cada fin de semana.
El Comité Organizador de la Semana Santa en Iztapalapa (Cossiac) informó haber obtenido el acta de matrimonio que sacó a la luz el ocultamiento del estado civil de Guzmán, lo que le costó la expulsión de esta celebración como protagonista.
A 41 días de comenzar la representación de la Pasión de Cristo, que comienza el Domingo de Ramos con escenificaciones de pasajes bíblicos y concluye el Domingo de Resurrección, el nuevo Cristo de Iztapalapa, Eder Omar Arreola Ortega, fue elegido entre más candidatos la tarde del sábado por el Cossiac.
Omar Arreola, de 27 años, soltero y originario del Barrio de La Asunción, tendrá seis fines de semana para trabajar el papel protagónico de esta tradición, la representación más antigua de la Pasión de Cristo de las que se celebran en México, en la que participan miles de actores.
En 173 ediciones que lleva esta tradición católica que presencian más de un millón de devotos, curiosos y representantes de la prensa nacional e internacional en la capital mexicana, nunca se había relevado a un personaje.
Esta tradición arrancó en 1843 luego de que el entonces pueblo de Iztapalapa padeciera un brote de cólera que diezmó a la población, en su mayoría indígena, y que desapareció milagrosamente tras la veneración de los habitantes a imágenes de Cristo en varias ermitas del lugar. EFE