Expectación y tensión ante el desenlace electoral en Ecuador

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QUITO. Los ecuatorianos viven el escrutinio de las elecciones del domingo entre la tensión y la expectación y aguardan minuto a minuto, voto a voto, el desenlace de un proceso que marcará el futuro del país, tras diez años de Gobierno del presidente Rafael Correa.

Desde que el domingo se cerraran las urnas, se ha apoderado de Ecuador una incertidumbre sazonada por numerosos rumores sobre irregularidades en el proceso, siempre desmentidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que se ha convertido en el blanco de críticas por su manejo de la información sobre los resultados de las elecciones.

El estrecho margen que separa a los oficialistas del 40 % de votos que darían la victoria en primera vuelta a su candidato, Lenín Moreno, ha acentuado la tensión política.

Al mismo tiempo, ha elevado las sospechas de la oposición sobre supuestos intentos de manipular el proceso para lograr que Moreno supere ese umbral y evitar así tener que enfrentarse en una segunda ronda de votaciones al opositor Guillermo Lasso.

En Ecuador, para ser elegido presidente en primera vuelta es necesario tener más del 50 % de los votos o, como mínimo, el 40 % y una diferencia de al menos diez puntos porcentuales respecto del segundo candidato más votado.

De poco han servido las numerosas entrevistas y ruedas de prensa ofrecidas por el titular del organismo, Juan Pablo Pozo, quien ha intensificado sus apariciones en los medios de comunicación para explicar, una y otra vez, que las elecciones han sido transparentes

y democráticas y dar a conocer las medidas aplicadas para garantizar la seguridad del proceso electoral.

Tampoco la publicación en la web del CNE de las actas de votación y de los datos del escrutinio a medida que Este avanzaba ha contribuido a rebajar una tensión que, por el contrario, se ha incrementado sustancialmente ante la ralentización de la información cuando el recuento rondaba el 80 % de los votos.

Las explicaciones técnicas y los datos del CNE sobre este asunto no han conseguido contrarrestar los argumentos políticos y las percepciones de muchos ciudadanos de que algo extraño había en el hecho de que, en apenas tres o cuatro horas, el escrutinio llegara al 75 % y, sin embargo, tardara casi 24 horas más en alcanzar el 95 %.

“Huele mal”, resumía la situación Lasso.

Por eso, una multitud se concentra ante la sede del CNE en Quito para velar por el proceso y demandar los resultados definitivos, con la intención de permanecer en vigilia para reclamar el reconocimiento de la segunda vuelta, que la oposición y sus simpatizantes consideran el primer paso hacia un cambio de Gobierno.

La lucha político-electoral se centra en estos momentos en si la Presidencia de Ecuador se decidirá en primera o segunda vuelta, pero los ecuatorianos han votado también para elegir a los 137 legisladores del Parlamento y el escrutinio de esas papeletas todavía continúa.

El presidente del país, Rafael Correa, afirmó este lunes que su formación, el movimiento Alianza País (AP), obtendría 75 representantes en la cámara legislativa, lo que representa mayoría absoluta, aunque supone 25 legisladores menos de los que tiene en el actual parlamento.

Y esa distribución de fuerzas podría ser determinante para la gobernabilidad del país, dependiendo de si, en primera o en segunda vuelta, el próximo presidente es Moreno o Lasso.

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