El ministro de Industria y Comercio, Temístocles Montás, manifestó que, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), República Dominicana ya está clasificada como un país de Desarrollo Humano Alto.
“O sea, nosotros estamos en la antesala de un país de Desarrollo Humano muy Alto, que es la escala más alta”, expresó el funcionario al referirse a la eficiencia del gasto público.
Explicó que por lo general la mayoría de los países vinculan el gasto público con el índice de desarrollo humano. “O sea, cuando tú gráficas Índice de Desarrollo Humano en función del (PIB), automáticamente te das cuenta si el gasto tuyo es eficiente”, sostuvo.
Aclaró que esto no significa que en el país no haya que mejorar, pero que cuando se observa que el gasto público en República Dominicana es de 16% del PIB, y es clasificada como un país de índice de Desarrollo Humano Alto, eso quiere decir que en sentido general las cosas van bien.
Al responder una pregunta de por qué el gobierno pone un ejemplo y aumenta los salarios para que el crecimiento que tiene la economía cada año se derrame, el funcionario dijo: “el mejor pagador de salarios es el gobierno, los mejores salarios en este país los paga el gobierno, en ese sentido el gobierno tiene un mejor comportamiento que el sector privado”.
Sin embargo, cree que los bajos salarios es un tema al cual hay que prestarle atención, porque es un elemento fundamental de redistribución de riquezas.
También, durante su participación en el Diálogo Libre, Montás informó que en el país ya se hizo un estudio sobre el impacto del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta), y que hay un informe elaborado que se le presentará al presidente Danilo Medina con las recomendaciones de lugar.
“Ahora, no se puede perder de vista que cualquier decisión que se tome aquí tiene que ser una decisión consensuada con los socios de Centroamérica”, dijo.
El funcionario consideró que República Dominicana no debe tomar una decisión para apoyar a sus productores unilateralmente, o sea sin que de antemano haya un aval de los países centroamericanos.