erusalén .- Bachar el Asad empieza a ver cumplida su estrategia de apoderarse de las ciudades –la llamada Siria útil–, mientras arrincona a los insurgentes en áreas rurales. El Ejército gubernamental ha culminado este lunes la ofensiva para partir en dos el frente insurgente de Alepo, una urbe dividida desde 2012, según confirmó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Tras la conquista de los distritos de Sakhur y Haidaria (noreste), el régimen ha vuelto a enlazar el aeropuerto con el centro de la ciudad y ha dejado aislada a la oposición en dos bolsas de asedio separadas. Los rebeldes, que han sufrido su mayor derrota en Alepo en cuatro años, asisten a un éxodo masivo de civiles que huyen hacia zonas seguras bajo control militar mientras sus líneas se desmoronan.
Las milicias del Frente Sirio Democrático, dirigidas por los kurdos, han aprovechado el desconcierto de los combates para ampliar su territorio en el noroeste de la ciudad. Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG en sus siglas en kurdo), que cuentan con el respaldo de Estados Unidos, mantienen una actitud neutral frente al Ejército sirio. Las tropas gubernamentales ya se habían apoderado el sábado del distrito oriental de Hanano y el domingo también conquistaron los barrios colindantes de Jabal Bardro y Baidin. Los rebeldes han perdido desde el fin de semana una tercera parte del territorio que controlaban.
Para el régimen de Damasco, que se está apresurando a consolidar sus avances mediante el desminado del frente, la victoria en el noreste de Alepo supone la culminación de una estrategia de meses. Las fuerzas gubernamentales cortaron el pasado mes de julio la principal línea de suministro de los insurgentes desde Turquía a través de la llamada carretera Castelo. Desde entonces, más de 250.000 civiles permanecen cercados en el este de Alepo, donde Naciones Unidas no ha podido hacer llegar convoyes con ayuda humanitaria.
A pesar del contraataque de finales de agosto, las milicias rebeldes no pudieron reabrir la comunicación con el exterior. La ruptura de la tregua del pasado septiembre vino a confirmar la determinación del presidente Bachar el Asad de reconquistar Alepo a cualquier precio. Los misiles y los barriles bomba de su aviación han arrasado barrios enteros. Aunque Rusia niega estar interviniendo en los bombardeos aéreos de Alepo, la oposición ha denunciado la participación de sus aparatos en los ataques a la ciudad. Asad no está luchado solo, centenares de combatientes chiíes de Irán (Guardianes Revolucionarios), Líbano (Hezbolá) y de Irak (milicias) se han sumado a sus filas.
La falta de suministro de armas y municiones desde Turquía, el agotamiento de las reservas de víveres y el colapso de los centros sanitarios tras los últimos ataques han forzado ahora el repliegue rebelde ante el imparable avance del régimen. Desde que se inició la cal ofensiva del Ejército, el pasado día 15, han muerto 225 civiles, según el recuento del Observatorio. Más de 10.000 habitantes del este han huido del frente de combates, según confirmó este lunes el Observatorio sirio, que cuenta con informadores sobre el terreno. La mayoría de ellos se han pasado a la zona gubernamental o al área controlada por las milicias kurdas.
Fuente: EL PAÍS