Berlín, 21 nov (EFE).- Frederick Trump, el abuelo del presidente electo estadounidense, Donald Trump, luchó sin éxito a principios del siglo pasado por recuperar la nacionalidad alemana y quedarse en Alemania después de haber emigrado a Estados Unidos en 1885, revelan documentos de la época que publica hoy el diario “Bild”. En una visita en 1901 a su pueblo natal, Kallstadt, -entonces perteneciente al reino de Baviera y hoy en el estado federado de Renania-Palatinado-, Trump (1869-1918) se había enamorado de una vecina, Elisabeth, con quien se casó un año más tarde y con la que regresó a Nueva York. Pero la joven sentía añoranza y deseaba volver a Alemania, y Trump, que amasaba una gran fortuna, se esforzó por instalarse permanentemente en su antigua patria, deseo que le fue negado por razones burocráticas y por no haber hecho el servicio militar.
En un escrito oficial del 27 de febrero de 1905, las autoridades del distrito de Dürkheim instan a la administración local a “comunicar al ciudadano estadounidense Friedrich Trump, que se encuentra actualmente en Kallstadt, que debe abandonar territorio bávaro a más tardar el 1 de mayo del año en curso y que en caso contrario deberá atenerse a su expulsión”. El historiador local y antiguo director del Instituto de Historia y Etnología del Palatinado, Roland Paul, que recuperó el documento de un archivo regional, explicó al “Bild” que “Friedrich Trump emigró en 1885 de Alemania a Estados Unidos, pero sin haberse dado de baja debidamente en su lugar de origen y antes de haber cumplido con el servicio militar”.
“Por eso las autoridades rechazaron en 1905 que le fuera restituida la nacionalidad”, señaló.
Trump, que hizo fortuna en Estados Unidos con la fiebre del oro regentando un restaurante y después supuestamente un burdel, según el relato de varios medios alemanes, hizo lo imposible tras recibir la notificación por conseguir un permiso de residencia. El 6 de junio de 1905 escribió una carta que el “Bild” califica de servil al “bienamado, noble, sabio y justo soberano”, además de “sublime gobernante”, príncipe regente Leopoldo de Baviera.
No obstante, el monarca se mostró firme y rechazó la “más sumisa de las peticiones”.
Como muchos otros alemanes en esa época -más de 100.000 al año-, el futuro fundador de la dinastía Trump había abandonado Alemania en 1885 con 16 años en busca de una vida mejor en Estados Unidos; sobre la mesa de la cocina de su familia dejó una carta de despedida. El 1 de julio de 1905, tras no conseguir el permiso de residencia, los Trump se despedían definitivamente de Alemania: en Hamburgo embarcaron en el “Pennsylvania”, un barco a vapor de la compañía HAPAG, rumbo a Nueva York. Elisabeth Trump estaba embarazada y tres meses más tarde daba a luz en Queens al padre del presidente electo estadounidense, Donald Trump. EFE