Unos científicos están desarrollando un sistema de navegación que utiliza las actuales señales de telefonía celular y WiFi, no de GPS, y que ayudará al desarrollo e implantación de vehículos autónomos.
El equipo de Zak Kassas, de la Universidad de California en Riverside, Estados Unidos, ha desarrollado un sistema de navegación muy fiable y preciso que explota señales presentes en el ambiente, tales como las de telefonía móvil y el WiFi, en vez de las del Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés). La nueva tecnología se puede utilizar como una alternativa independiente al GPS, o para complementar los actuales sistemas basados en este último a fin de permitir una navegación muy fiable y a prueba de manipulaciones. La tecnología se podría emplear para desarrollar sistemas de navegación que cumplan los exigentes requisitos de los vehículos totalmente autónomos, como los coches sin conductor y los drones sin piloto.
La mayoría de los sistemas de navegación en coches y aparatos electrónicos portátiles usan el sistema GNSS (Global Navigation Satellite System), basado en satélites, que incluye el sistema GPS estadounidense, el sistema ruso GLONASS, el europeo Galileo y el chino Beidou. Para tecnologías de precisión, como los misiles y muchas del campo aeroespacial, los sistemas de navegación combinan normalmente el GPS con un sistema de navegación inercial (INS, por sus siglas en inglés) de alta calidad instalado a bordo, algo que suministra un alto nivel de precisión a corto plazo pero que la pierde cuando se corta el contacto con señales externas.
A pesar de los avances en esta tecnología, los actuales sistemas GPS/INS no estarán a la altura de las demandas de los futuros vehículos autónomos por varias razones: en primer lugar, las señales GPS por sí mismas son extremadamente débiles e inutilizables en ciertos entornos, como los cañones profundos; en segundo lugar, estas señales son susceptibles de ser interferidas de forma intencionada o no; y en tercer lugar, las señales GPS civiles no están encriptadas, no necesitan autentificación, y están especificadas en documentos disponibles de forma pública, lo que permite que puedan ser hackeadas y manipuladas indebidamente.